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Coaching tu éxito - 7. página

¿Qué tienes para empezar?

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Sabes lo que quieres y aún no has empezado a construir tu sueño en hechos reales y concretos. Empieza a valorar lo que tienes, ¿qué tienes para empezar?… pues empieza con esto, y reza, ora, para que Dios te dé más, pero empieza. No dudes de Dios; de ti, duda si quieres, pero ¡no dudes jamás de Dios!, ¡Él es Todopoderoso! Dale una ojeada al mundo, a todo lo que ves, ¡a ti mismo!, y no me digas que lo tuyo es más complicado que todo lo que ves y que Dios ha creado. ¿¡Ves!?, anímate, tu Socio, Dios, y tú, vais a conseguirlo, pero Él, Dios, necesita de ti, para realizar contigo eso que tú quieres. No te dediques de pleno a tu deseo, si no tienes dinero para seguir viviendo, para sobrevivir, mientras Dios no haga real tus oraciones a Él. Dios necesita de tiempo para hacer encajar en tu vida, en tu realidad, este nuevo cambio que quieres tener. ¡No dudes del Poder de Dios!, ¡no dudes de su Amor por ti!; Él te Ama, seas como seas, seas como hayas sido, y quiere ayudarte en todo lo bueno que desees y quieras. ¡No lo dudes!, aférrate a la fe, porque la fe es esto: creer que Dios puede hacer posibles tus deseos. Y los hace, si se lo pides, pero ¡pide!, empieza ya; ¡vamos!, empieza ya; y si dudas, pide a Dios que te ayude en tu duda, a creer, a empezar. Tienes un socio que es Dios, no lo olvides jamás. Y de momento, sigue con tu vida cotidiana, ¡sobrevive!, para alcanzar tu éxito.

No abandones tu deseo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: No abandones tu deseo; si lo abandonas, puede que no lo desearas realmente, puede que en vez de un deseo sea un capricho, y los caprichos no tienen constancia en la mente humana ni en el corazón. Tú no puedes ser un caprichoso, ¡sólo tienes una vida!, ¡ésta!, así que, decide lo que deseas, ¡piénsalo ya!, asesórate, pide consejo a profesionales, a personas que entiendan y que hayan tenido éxito en ello; haz un estudio de tu deseo, ¡conócelo TODO sobre él!, porque es lo que quieres, porque es lo que has decidido desear, porque es lo que quieres para tu vida, para vivir tu vida con ello, dedicándote a ello, perfeccionándote con ello, ¡cambiando al mundo con ello!; así que, si lo tienes pensado, ve llevando un estudio de ello, ve estando al día sobre ello y disfruta de lo que quieres, ¡ámalo!; y para amarlo tienes que conocerlo, tienes que ser un buen profesional de lo que quieres, ¡tienes que ser el mejor! Si no lo disfrutas, si no lo amas, posiblemente sólo sea un capricho; así que, si es un capricho, fracasarás. Sólo dura lo que uno ama y desea y quiere de verdad; aunque esto también pasa por sus facetas de posibles fracasos temporales, en los que tu deseo te ayudará a salir de todas las contrariedades, es más, encontrarás en ellas un éxito, allí escondido, el éxito de mejorar tu deseo, porque si fracasas, es que debes plantearlo mejor, debes reestructurarlo para que sea más perfecto, para que sea un éxito.

¿Qué quieres?

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Y aunque fracasases, sigue esperando la realización de tu-s deseo-s, ¡porque Dios puede y QUIERE hacerlos realidad! Siempre dijo a todos y cada uno que se le acercaba: “¿Qué quieres?”… Sabes que tienes que pedir, y sabes que en este mundo, muchos destruyen los planes de Dios, porque es así la verdad; ¿cuántos hay que van contra la paz y contra el amor?; y sabemos que Dios quiere que haya ambas cosas en el mundo que Él creó… Así que, si algunos desbaratan los planes de Dios, puede que también desbaraten los tuyos, ¡no vas a ser menos que Dios!, pero recuerda también, que esa aparente derrota que le dieron a Jesús, Dios, Él, la convirtió en victoria, porque resucitó; y tú con Dios, siempre con Dios, pueden algunos desbaratar tus deseos, incluso ya cumplidos, pero ¡tranquilo!; Dios, de las derrotas hace victorias, aunque como siempre, necesita de tiempo, de tu fuerza de voluntad y tus deseos de trabajar de nuevo en ello, con ello. Pase lo que pase, aunque fracases, tú, con Dios, puedes seguir de nuevo; Dios sólo necesita de ti para demostrarte que es Dios, ¡y lo es!

Pide lo que quieres

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Pide claramente lo que quieres, especifícalo, porque hay varias versiones de un mismo proyecto, y ese proyecto que deseas que alcance el éxito, ¿cómo has pensado que sea?; si no lo sabes, no sabrás pedir por él correctamente, pero sí que puedes pedir que Dios te ayude a hacer tu proyecto, a encontrar algo con lo que puedas tener éxito… Y mientras no obtengas la visión de tu misión, sea vía tus pensamientos, sea vía la conversación de terceros o algo que lees o te comenten, ¡estate alerta!. Y si ya lo sabes, entretente en imaginar cómo quieres que sea lo que deseas que te dé el éxito en tu vida, -pueden ser varias cosas a la vez-, pero disfruta de imaginar lo que quieres y cómo lo quieres; construye en tu mente eso que quieres, y ofrece estos pensamientos a Dios, pidiéndole te ayude en todo, por su Amor; no por tus méritos, sino por su Amor, que es infinito y misericordioso. Y aunque hayas fracasado varias veces en tu vida, ¡no importa!, esta vez será distinto, será mejor.

Contrólate a ti mismo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tú sólo puedes controlarte a ti, lo que haces, dices y piensas; por eso, aunque hay que tener en cuenta lo que otros te hacen, te dicen y planean, tienes que saber que no podrás controlarlos, que harán lo que quieran, lo que deseen, y aunque quizás otros les influyan en sus decisiones, ellos y sólo ellos, deciden si darles permiso a otros en hacer lo que les dicen que hagan; y siendo así, deciden que otros decidan por ellos, pero lo que vale es el hecho, lo que han dicho, lo que planean, y aunque lo hagan por seguir a otros, por consejo de otros, todo lo que hacen es porque les dejan. Tú no dejes que nadie te domine en dañar a otro, que nadie te incite a hacer las cosas mal; piensa que todo lo que tienes tú, no son las cosas que utilizas para hacer cosas, para vivir, sino lo que haces con ellas, como lo que haces con tus pensamientos, que son palabras que salen de ti. Es a ti a quien ven cuando hablas, es a ti a quien creen por lo que dices. Pero que sepas, que muchos son controlados, manipulados, por otros. Tenlo en cuenta, y como no lo sabes, no juzgues, porque no sabes ni sabrás nunca, si el que te habla, el que obra en contra o a favor tuyo, lo hace porque quiere o porque se lo han pedido, para tener unos resultados contigo. Así son las cosas, acepta la realidad, tómatelo todo bien, pensando lo cierto, que es que Dios lo aprovecha todo para tu bien, si tú haces siempre el bien, de palabra y obra, porque sólo puedes controlar tus obras y palabras, ¡sólo las tuyas!, y nada más. No puedes controlar a los demás, ni puedes controlar los acontecimientos, pero según si te controlas tú o no, todo cambia, porque si te controlas dando de ti sólo el bien y lo bueno, entonces, tú tendrás éxito, sí; cuando pienses en los sucesos y veas que has dado tú lo mejor de ti, estarás en paz, y esta paz de haber dado lo mejor de ti, de haber sido fiel al bien y lo bueno, a lo correcto, al cumplimiento fiel de tu deber, esto, esto te dará esta paz que necesitas para triunfar, para tener éxito, para estar contento de ti mismo y saborear la victoria de haber hecho el bien, de haber dicho lo correcto, sin dañar a nadie, ni a ti mismo. Y entonces, la satisfacción de haber dado lo mejor de ti, te hará grande ante ti mismo, hayas conseguido o no tus deseos, pero sí que has conseguido tus propósitos, que es hacer el bien, que es dar lo mejor de ti. Y esta grandeza que hay en el que obra bien, da una felicidad ¡sin igual!, la felicidad de ser “el mejor”, porque eres el mejor, cuando das lo mejor que puedes dar tú. Contrólate a ti mismo y, pase lo que pase, tendrás la paz, y con la paz se construye un mundo mejor. Y los que te ven, quieren ser como tú, y te imitan, y el mundo va cambiando, y las cosas salen mejor para todos, que es de lo que va el verdadero éxito, ¡que tú ganes, y los demás, contigo, ganen!; y todos ganan, si tú das lo mejor de ti, y ellos lo reciben. Contrólate, llénate de la alegría de la vida, y mirando atrás, en tu día, cuando puedas decirte: “hoy todo lo he hecho bien, me he dominado, me he controlado y he dado lo mejor de mí, en toda circunstancia; en cualquier acontecimiento, siempre he obrado bien y he hablado bien. ¡Estoy contento!, ¡soy feliz!, porque haya perdido o haya ganado, he tenido el éxito deseado, y he sembrado las bases de mañana, donde recogeré lo que hoy sembré”. Y sí, ¡sí!, recogerás lo sembrado, y tú lo verás y lo disfrutarás, mientras ya hoy, puedes disfrutar de haberte controlado y haber tenido éxito, en hacer lo que querías hacer, y en decir lo que querías decir, siempre lo bueno y lo correcto, siempre el bien. ¡Te felicito, amigo!