Contrólate a ti mismo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tú sólo puedes controlarte a ti, lo que haces, dices y piensas; por eso, aunque hay que tener en cuenta lo que otros te hacen, te dicen y planean, tienes que saber que no podrás controlarlos, que harán lo que quieran, lo que deseen, y aunque quizás otros les influyan en sus decisiones, ellos y sólo ellos, deciden si darles permiso a otros en hacer lo que les dicen que hagan; y siendo así, deciden que otros decidan por ellos, pero lo que vale es el hecho, lo que han dicho, lo que planean, y aunque lo hagan por seguir a otros, por consejo de otros, todo lo que hacen es porque les dejan. Tú no dejes que nadie te domine en dañar a otro, que nadie te incite a hacer las cosas mal; piensa que todo lo que tienes tú, no son las cosas que utilizas para hacer cosas, para vivir, sino lo que haces con ellas, como lo que haces con tus pensamientos, que son palabras que salen de ti. Es a ti a quien ven cuando hablas, es a ti a quien creen por lo que dices. Pero que sepas, que muchos son controlados, manipulados, por otros. Tenlo en cuenta, y como no lo sabes, no juzgues, porque no sabes ni sabrás nunca, si el que te habla, el que obra en contra o a favor tuyo, lo hace porque quiere o porque se lo han pedido, para tener unos resultados contigo. Así son las cosas, acepta la realidad, tómatelo todo bien, pensando lo cierto, que es que Dios lo aprovecha todo para tu bien, si tú haces siempre el bien, de palabra y obra, porque sólo puedes controlar tus obras y palabras, ¡sólo las tuyas!, y nada más. No puedes controlar a los demás, ni puedes controlar los acontecimientos, pero según si te controlas tú o no, todo cambia, porque si te controlas dando de ti sólo el bien y lo bueno, entonces, tú tendrás éxito, sí; cuando pienses en los sucesos y veas que has dado tú lo mejor de ti, estarás en paz, y esta paz de haber dado lo mejor de ti, de haber sido fiel al bien y lo bueno, a lo correcto, al cumplimiento fiel de tu deber, esto, esto te dará esta paz que necesitas para triunfar, para tener éxito, para estar contento de ti mismo y saborear la victoria de haber hecho el bien, de haber dicho lo correcto, sin dañar a nadie, ni a ti mismo. Y entonces, la satisfacción de haber dado lo mejor de ti, te hará grande ante ti mismo, hayas conseguido o no tus deseos, pero sí que has conseguido tus propósitos, que es hacer el bien, que es dar lo mejor de ti. Y esta grandeza que hay en el que obra bien, da una felicidad ¡sin igual!, la felicidad de ser “el mejor”, porque eres el mejor, cuando das lo mejor que puedes dar tú. Contrólate a ti mismo y, pase lo que pase, tendrás la paz, y con la paz se construye un mundo mejor. Y los que te ven, quieren ser como tú, y te imitan, y el mundo va cambiando, y las cosas salen mejor para todos, que es de lo que va el verdadero éxito, ¡que tú ganes, y los demás, contigo, ganen!; y todos ganan, si tú das lo mejor de ti, y ellos lo reciben. Contrólate, llénate de la alegría de la vida, y mirando atrás, en tu día, cuando puedas decirte: “hoy todo lo he hecho bien, me he dominado, me he controlado y he dado lo mejor de mí, en toda circunstancia; en cualquier acontecimiento, siempre he obrado bien y he hablado bien. ¡Estoy contento!, ¡soy feliz!, porque haya perdido o haya ganado, he tenido el éxito deseado, y he sembrado las bases de mañana, donde recogeré lo que hoy sembré”. Y sí, ¡sí!, recogerás lo sembrado, y tú lo verás y lo disfrutarás, mientras ya hoy, puedes disfrutar de haberte controlado y haber tenido éxito, en hacer lo que querías hacer, y en decir lo que querías decir, siempre lo bueno y lo correcto, siempre el bien. ¡Te felicito, amigo!