Dios quiere ayudarte
Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Mucha gente se apartará de ti porque quieren tus éxitos pero no los problemas que vas a pasar hasta llegar a tener ese éxito por el que apuestas TODA TU VIDA, porque es A TODO O A NADA; nada es lo que muchos tienen y viven así, una vida, a su manera, feliz. Pero todo aquel que es un criticón, ese es un perdedor; el que triunfa en la vida teniendo éxito, este jamás critica lo que hacen los demás, siempre aprende de ellos; y lo que hacen bien le sirve para hacerlo, y lo que hacen mal le sirve para no hacerlo. Los demás, TODOS, te ayudan a ti a tener éxito. Todos esos que interrumpen cuando hablan otros, sin dejarlos terminar, esos no van a triunfar, porque el respeto a los demás es primordial para conseguir tus propósitos, ya que siempre se consiguen respetando a otros, siendo personas de honor y educadas, personas a las que cualquiera puede depositar en ellos su confianza que jamás será defraudada, que jamás traicionará una palabra, una amistad, un proyecto o sociedad, sea comercial o personal, sea en el trabajo o en la familia, sea con un cliente o un proveedor, porque no es un egoísta el líder, sino que sabe que necesita de todos para dar a la vida lo mejor de sí mismo y los demás. Si alguien hunde a su socio, a su hermano, a su amigo, a su padre, a su hijo, jamás podrá sobrevivir consigo mismo, porque ningún mal queda sin castigo; la vida siempre se ocupa de castigar la fechoría, sólo Dios puede parar la sentencia de la naturaleza, y la para muchas veces, por el humilde que peca y se arrepiente, se va a confesar y recibe de Dios mismo el perdón, a través de la persona del sacerdote, porque Dios quiere así las cosas, y ¡Él manda!, es de fe. Y luego sí que Dios interviene y para el castigo y el fallo del veredicto, sino, ¿por qué crees que Dios se hizo hombre?, para salvarnos de todo lo que llevamos arrastrando por culpa del pecado original, sino fuera por ese suceso, nosotros viviríamos felices y contentos en el Paraíso que se perdió, y ahora, por culpa de aquel suceso, TODOS, tenemos que pasar el proceso de vivir en este mundo y comprobar así el Creador si somos dignos de recibir el premio o el castigo, porque la naturaleza del hombre, de la persona, se contaminó por el falso amor que le profesaban nuestros primeros padres, que traicionaron su unión, cayendo en la mala tentación, que el Demonio, Satanás, les propuso astutamente, para que se perdieran lo que él rechazó por propia voluntad; y al ser un pecado cometido por engaño, Dios da la oportunidad, a cada uno, de decidir seguir al bien o al mal, y si has hecho el mal hasta hoy, puedes cambiar rápidamente y confesando tu dolor, tu pecado, ir a un confesor católico, un sacerdote, y acusarte ante él, y en el secreto de la confesión, Dios te da el perdón, con las palabras de la absolución que el sacerdote dice para tu bien, y que así puedas hacer el bien desde aquel momento hasta que necesites de nuevo, acudir al confesonario a solicitar nuevamente la reconciliación tuya con Dios, porque Dios vive en la Gracia y si tú la pierdes, por pecar, la debes ir a actualizar tantas veces como te haga falta, y allí recibas, ipso facto, después de cumplir la penitencia por tu pecado, a Dios Espíritu Santo, que es el Consolador, el que te da el Amor que necesitas, para sentirte amado, para poder amar y con el amor hacer una vida mejor y llegar al éxito que deseas para ti, en esta vida. Y sabiendo que hay otra vida, ¿no querrás también, pedir a Dios, el éxito en esta y en la otra?… Piénsatelo, y te digo; ¿por qué no?, Dios lo puede todo, y te dijo que pidas, que le pidas a Él, a Jesús, que es Dios Hijo, lo que quieras, y sabemos que hizo muchos milagros; incluso se nos ha perdido la cuenta de cuantos. Tú, sin embargo, como no eres Dios, te habrás equivocado más de una vez, ¡y más de dos!, y en tus errores y también por culpa de algunos pecados tuyos, porque seguro, que como todos has pecado, entonces, vemos el resultado, ¡las cosas no te han ido bien!, más bien te han ido mal, y a veces y en algunos asuntos tuyos; ¡bastante mal!, y muchos te han abandonado, porque pocos son como tienen que ser y deberían ver más tus propios esfuerzos más que tus errores o pecados, pero la verdad es que no todos saben verlo así, y te amargan la vida criticándote en la cara tus faltas, e incluso los pecados, algunos que posiblemente ellos aprobaban, pero al no salir bien, dicen que no lo hiciste bien, y a veces, te diré más, si reaccionaste y no quisiste pecar más, y renunciaste al pecado, dicen algunos que fracasaste por haber renunciado a tu pecado, a tu falta de hacer el bien, porque pecar es hacer el mal con maldad; porque el que hace el mal sin saber, por ignorancia, por seguir a su temperamento, porque nadie le ha dicho que debe formar su carácter, que es eso lo que vale, pues aunque se ha portado mal ha sido por no saber hacer el bien, que pocos hay que sepan lo que es hacer el bien, sobre todo cuando ponen su corazón y lo acusan a él, al sentimiento del amor, de ser el causante de la perdición, de la rendición, de perder la noción del tiempo y abandonarse y no ocuparse de sus asuntos, que en manos de otros fracasaron y el éxito acabó con un fracaso rotundo e inesperado. Entonces, unos te critican por malo y otros se apartan de ti, desgarran sus ropas, como los fariseos, ¡hipócritas!, y tú te ves solo, ¡acabado!; molido a “palos” verbales, y recibiendo en tu propia cara, muchas puertas cerradas. A eso te digo; ¡ánimo amigo, a empezar de nuevo!, porque mientras hay vida hay esperanza, y mientras tengas un deseo podrás perseguir tu sueño. Ocurre, pero, que lo que abunda, es que a la estrepitosa derrota, unida a ella, pierdes a los seres queridos, esos que aman y decían amarte, cuando tus triunfos eran aplaudidos y contigo recibían dinero y fama. Ahora, al padecimiento de la deshonra por el pecado, y a la bancarrota, se le añade la desaparición de amigos, familiares, quizás el cónyuge también se ha dado a la fuga, y por todo ello, te ves solo y lleno de deudas, de llagas, de penas, y tienes roto el corazón, te sientes culpable y pecador, crees que Dios no puede perdonarte y renuncias a levantarte. ¡Amigo!, así no vas a recibir tu éxito, él, tu éxito, te sigue esperando, porque tiene vida, existe si tú crees en él; así que, ¡espabila!, y cuanto antes, y empieza a edificar nuevamente tus planes, habiendo aprendido de toda esa mala experiencia; acuérdate de Cristo, que al buen ladrón, perdonó y le dijo que estaría con Él, en el Paraíso; entonces, piensa en positivo, ponte ahora mismo en busca de la esperanza, lee la Sagrada Biblia, ve a los Evangelios y verás como Dios, no permitirá que ninguna piedra se te tire, porque a todos les dice y les recuerda que no son lo que quieren que tú seas. ¡Levanta amigo!, Dios está contigo y quiere ayudarte, como a tantos ayudó y ayuda, no es por nada especial, es porque Dios es Amor y su Amor es real, como real será el éxito que antes quisiste conseguir sin Dios y ahora con él vas a recibir el laurel de vencedor. Piénsatelo bien, vivir vas a vivir, vas a seguir viviendo, entonces, yo creo que podrías volver a remontar tu vuelo y ser bueno y ser mejor y cumplir con tu deber de vivir y hacer lo correcto. ¡Vamos!, ¡tú puedes!, ¡Ánimo!