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Cómo ser feliz - 7. página

El alma

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: El alma es una realidad humana. Tú eres alma, alma y cuerpo, pero eres también alma, y esta alma que eres, jamás morirá, vivirá para siempre, en las condiciones que le enseñes a vivir; si es en la maldad, vivirá en el Infierno; si es en la bondad, vivirá en el Reino Celestial. Tú decides, sobre ti mismo, esa gran realidad de la libertad, que en cada uno existe, y debes decidir lo que quieres hacer contigo mismo, aparte de lo que quieras vivir. Es decir, la realidad es que tú puedes hacer las cosas bien o mal, puedes decidir ser buena persona o mala persona, y debes decidirlo ya, porque el tiempo corre… tic, tac… tic, tac… tic, tac… Decide qué quieres hacer. A ver… díte qué clase de personaje quieres interpretar como protagonista de tu vida; ¡puedes hacerlo!, es más, ya lo haces, todos lo hacemos siempre, consciente o inconscientemente, cada uno decide ser quien es. Hay quien decide que otros decidan por él, o por sus hijos, cuando son pequeños, porque los niños serán lo que ahora les enseñes a ser; sí, ¡tú decides en ti y decides la educación de tus hijos!; tus hijos y tú mismo, son responsabilidad tuya. Bueno, ¡eso es bueno!, porque tú eres bueno e inteligente, y sabes lo que quieres; quieres hacer el bien y lo correcto; entonces, saber que puedes hacer de ti, de tu alma, lo que quieres, ¡es una maravilla! Disfruta del poder que Dios te ha dado de ser lo que quieras ser; y tenemos a Dios Hijo, a Cristo, que vivió en las condiciones humanas del cuerpo, para que lo imitemos, porque Dios es bueno y hace el bien, y esto es lo correcto, lo perfecto, lo mejor para cada uno, para todos. Sí, imitar a Dios es lo mejor para ti.

La Verdad, de verdad

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: La Verdad, de verdad, sólo la sabe Dios. Así que, si algunos quieren decirte SU verdad, puedes tener paciencia y escucharlos, y así los ayudas a calmarlos, pero que sepas que lo que te dirán será su verdad, que puede que ellos crean y puede que para ellos sea así, como la dicen, pero la Verdad, la verdadera, sólo la sabe Dios, y a Él debes acudir en oración para calmar tu mente de las “verdades” que te han dicho, para saberte Amado por Dios, y por lo tanto, libre de las “verdades” de los que puede que crean que sea la verdad, pero quizás sea sólo SU verdad. Como tú, puede que tengas TU verdad, pero para tener éxito, lo importante es la Verdad que sólo sabe Dios, y que confiando en Él, en obrar bien por amor a Él, que es Bueno y hace el bien y siempre nos perdona, y SIEMPRE nos Ama, y cogiéndonos de su mano, nos lleva al éxito que, como buen Dios y Padre nuestro que es, quiere que sea nuestro, de cada uno; porque cada uno puede tener su éxito; no necesitamos hacer maldad para triunfar, porque hay un lugar en el mundo para cada uno; también para ti, ¡búscalo!, confiando en Dios que sabe la Verdad de todo y de todos, y sabiéndola, nos Ama y quiere darnos el éxito, que siempre está condicionado en hacer el bien, lo correcto, en todo momento. No tengas miedo a la verdad de otros, puedes escucharlos, sabiendo que la Verdad está por encima de todas las “verdades”, la suya, la tuya, la de cada quien, porque la Verdad es Una, y nos hace libres de todas las demás verdades que se dicen.

Confiar en Dios plenamente

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hay que saber que confiar en Dios plenamente, nos da poder, nos da la fuerza de la fe, que es la que hace posible el éxito, en cualquier ámbito de nuestra vida, no sólo el éxito en las finanzas, con el dinero, sino EN TODO, porque nosotros, tú, cada uno, es limitado, no tiene confianza en sí mismo sobre todos los temas en los que una persona, para tener éxito real, tiene que triunfar; no sólo el dinero da seguridad, y por tanto da una cierta paz, y por la paz llega la confianza y la alegría, es decir, la felicidad; pero, ¿qué pasa?, ¿qué nos pasa si no tenemos éxito en la salud, en el amor, en las relaciones humanas?; ¿nos basta el dinero, la fama, el poder?, no. Y nadie, ni tú ni nadie está tan pleno que, por sí mismo, puede tener confianza en un posible éxito en todo. Dios sí que está seguro de Sí Mismo; Dios sí que triunfó en todo, pasando por el sufrimiento, que todos, tú, yo, todos, tenemos que pasar y pasamos en la vida, tanto si tenemos éxito como si no, pero unidos a Dios, a Dios que es Perfecto, que es Todopoderoso, se puede tener el éxito en todo, EN TODO; porque Dios triunfó, tuvo éxito, ¡Dios es un ganador!, y Él puede y quiere ayudarnos en todo, no sólo en la fe, en darnos la fe, en creer en Él, que es Dios y lo puede todo; porque la fe es esto, creer en Dios y en que nos Ama y nos cuida; la fe no es creer en uno mismo, ¡en eso nadie puede creer, por más confianza que se tenga en uno mismo!; porque si tú crees en ti, y tu compañero de trabajo cree en él, ¿a quién van a dar el cargo superior en la misma empresa por el que ambos trabajáis, queréis, lucháis y tenéis confianza en que será vuestro?; la experiencia de la vida, nos dice que la fe en ese nosotros mismos, es más confianza que fe, porque no tenemos nosotros todo el poder y todo el control, nuestro y de los demás, que se necesita para el éxito, pero Dios sí, Dios nos conoce a cada uno, Él conecta con cada uno, Él Ama a cada uno. Sí, también a ti. Por eso te digo que sólo en Él, en Dios, en Cristo, podemos tener éxito, el éxito que nos puede hacer felices, el éxito de la paz interior, de saber que hemos hecho lo correcto, por hacer siempre el bien. Porque sí se puede triunfar haciendo siempre el bien sin mirar a quien; es más, es la única manera posible de tener éxito, sí.

Contrólate a ti mismo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tú sólo puedes controlarte a ti, lo que haces, dices y piensas; por eso, aunque hay que tener en cuenta lo que otros te hacen, te dicen y planean, tienes que saber que no podrás controlarlos, que harán lo que quieran, lo que deseen, y aunque quizás otros les influyan en sus decisiones, ellos y sólo ellos, deciden si darles permiso a otros en hacer lo que les dicen que hagan; y siendo así, deciden que otros decidan por ellos, pero lo que vale es el hecho, lo que han dicho, lo que planean, y aunque lo hagan por seguir a otros, por consejo de otros, todo lo que hacen es porque les dejan. Tú no dejes que nadie te domine en dañar a otro, que nadie te incite a hacer las cosas mal; piensa que todo lo que tienes tú, no son las cosas que utilizas para hacer cosas, para vivir, sino lo que haces con ellas, como lo que haces con tus pensamientos, que son palabras que salen de ti. Es a ti a quien ven cuando hablas, es a ti a quien creen por lo que dices. Pero que sepas, que muchos son controlados, manipulados, por otros. Tenlo en cuenta, y como no lo sabes, no juzgues, porque no sabes ni sabrás nunca, si el que te habla, el que obra en contra o a favor tuyo, lo hace porque quiere o porque se lo han pedido, para tener unos resultados contigo. Así son las cosas, acepta la realidad, tómatelo todo bien, pensando lo cierto, que es que Dios lo aprovecha todo para tu bien, si tú haces siempre el bien, de palabra y obra, porque sólo puedes controlar tus obras y palabras, ¡sólo las tuyas!, y nada más. No puedes controlar a los demás, ni puedes controlar los acontecimientos, pero según si te controlas tú o no, todo cambia, porque si te controlas dando de ti sólo el bien y lo bueno, entonces, tú tendrás éxito, sí; cuando pienses en los sucesos y veas que has dado tú lo mejor de ti, estarás en paz, y esta paz de haber dado lo mejor de ti, de haber sido fiel al bien y lo bueno, a lo correcto, al cumplimiento fiel de tu deber, esto, esto te dará esta paz que necesitas para triunfar, para tener éxito, para estar contento de ti mismo y saborear la victoria de haber hecho el bien, de haber dicho lo correcto, sin dañar a nadie, ni a ti mismo. Y entonces, la satisfacción de haber dado lo mejor de ti, te hará grande ante ti mismo, hayas conseguido o no tus deseos, pero sí que has conseguido tus propósitos, que es hacer el bien, que es dar lo mejor de ti. Y esta grandeza que hay en el que obra bien, da una felicidad ¡sin igual!, la felicidad de ser “el mejor”, porque eres el mejor, cuando das lo mejor que puedes dar tú. Contrólate a ti mismo y, pase lo que pase, tendrás la paz, y con la paz se construye un mundo mejor. Y los que te ven, quieren ser como tú, y te imitan, y el mundo va cambiando, y las cosas salen mejor para todos, que es de lo que va el verdadero éxito, ¡que tú ganes, y los demás, contigo, ganen!; y todos ganan, si tú das lo mejor de ti, y ellos lo reciben. Contrólate, llénate de la alegría de la vida, y mirando atrás, en tu día, cuando puedas decirte: “hoy todo lo he hecho bien, me he dominado, me he controlado y he dado lo mejor de mí, en toda circunstancia; en cualquier acontecimiento, siempre he obrado bien y he hablado bien. ¡Estoy contento!, ¡soy feliz!, porque haya perdido o haya ganado, he tenido el éxito deseado, y he sembrado las bases de mañana, donde recogeré lo que hoy sembré”. Y sí, ¡sí!, recogerás lo sembrado, y tú lo verás y lo disfrutarás, mientras ya hoy, puedes disfrutar de haberte controlado y haber tenido éxito, en hacer lo que querías hacer, y en decir lo que querías decir, siempre lo bueno y lo correcto, siempre el bien. ¡Te felicito, amigo!