Saltar al contenido

Amar es compartir tu éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Quiero que te prepares para una gran verdad que te puede ocurrir, y que ocurre muchas veces, y es que la persona que ames no te ame, o te amó algún tiempo y luego por sus palabras y obras deja de amarte, y es más, demuestra y muestra con sus obras y palabras que ama a otra persona que no eres tú; y no hablo sólo del amor romántico, hablo también del amor de padres o hermanos, o amigos, o cónyuge, o hijos. Mucha gente no sabe lo que hace o lo que dice cuando declara su amor, ahora sí que hablo del amor romántico, y te digo, que muchos se dejan llevar por la pasión, y lo que aman es la sensación que sienten cuando están cerca de ti, hasta que dejan de sentirla, por la costumbre, y luego van a lo desconocido, a amar a otra persona distinta, diferente, que como pasó contigo, en ese momento le hace sentir “mariposas en el estómago”, pero esta es una sensación física, sólo física, y lo físico muere; lo físico, unido a lo espiritual, al alma, ese: “te amo con toda mi alma”, eso no muere, ni morirá jamás, porque el alma no muere; vive y vivirá eternamente, ahora en la tierra, luego en el Más Allá. Quiero que sepas que podría ser que sufrieras por amor, que serás, muy seguramente, despreciado por alguien amado; y quiero que sepas que eso, aunque te duela, poco tiene que ver contigo, porque son SUS sentimientos los que fallan, no los tuyos; porque tú tienes que ser fiel, si quieres tener éxito, y para ser fiel, tienes que planear a quién entregas tus afectos, a quién dejas entrar en tu corazón; ¡mira sus hechos!, y no sólo tengas en cuenta sus palabras de dolor, porque la gente, cuando busca amor desesperadamente, porque también a ella le han traicionado el corazón, va en busca de alguien a quien amar, por su necesidad de afecto, no por su grandeza de espíritu, que amar es para dar todo lo mejor de ti mismo, es entregar tu éxito, compartirlo; por eso Jesús nos mandó servir a todos por amor, pero sólo las almas grandes llegan a este punto de evolución santa, perfecta, en que el alma domina al cuerpo, y no el cuerpo conduce al alma por derroteros y entre tormentas. Ya en esta tierra hay un camino grande, donde los grandes de espíritu avanzan por esa autopista de dar y darse, de entregarse sin venderse, sino siendo siempre su dueño, Dios mismo, y los demás, son esos semejantes a él, que cuida como si fuera él mismo en sus propias situaciones de pobreza, de enfermedad, de circunstancia de pecado, dándoles ánimos con su buen ejemplo de éxito. Amigo mío: ¡la gente te necesita!, yo misma te necesito, para que dando lo mejor de ti, hagas con tu éxito un mundo más habitable para el amor, para la bondad, para los que quieren tener éxito, como tú y yo, y propagamos alto y claro el amor a Dios y al prójimo. Podemos, tú y yo, y todos, ¡podemos!, y vamos a tener éxito, día a día, mientras seamos capaces de amar y de dar lo mejor de nosotros, de hacer el bien a todos, A TODOS, porque sabemos y aceptamos el bien que Dios, Cristo, nos dio y nos da, porque cada día está en la Eucaristía, y en la Comunión con Jesús, Dios, siempre recibirás TODO SU AMOR, TODA SU PAZ, ¡alegría personal y universal!