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El éxito externo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: No es lo mismo lo tuyo que lo de los demás; tú puedes y debes de decidir en tu vida, y cada quien decide en la suya, ¡lo quieras o no!; busca personas que decidan en su vida lo mejor para ellas mismas y que es hacer el bien y lo bueno; lo correcto; el cumplimiento fiel del deber. Esas personas que estén junto a ti y te alimenten la alegría con sus obras hechas a ti y a los demás con paz y caridad. Que hay, ¡hay!, y las encontrarás si es tu ferviente deseo, si lo decides en tu corazón hallarlas, si no te conformas con menos; sean personas que necesitas para formar una sociedad comercial, o trabajadores para tu negocio, o buenas amistades para disfrutar de la vida, o una persona única para ti, para hacerla tu cónyuge y definitivamente formar esa familia ideal y de éxito, el éxito personal de cada uno de los cónyuges; y siempre haciendo el bien, y siempre cumpliendo con el deber de estado y la vocación individual de desear, querer, buscar ante todo el Reino Celestial; ese Paraíso perdido, ¡que existe!, y es el Éxito en mayúsculas que cada uno puede obtener si quiere. Dios no lo veda a nadie, es más, Dios lo entrega a todos, todos lo podemos tener, ¡yo quiero ir al Paraíso!, ese lugar que es el verdadero lugar que Dios quiso que viviéramos, allí donde el éxito es perpetuo y completo; por eso no me importa trabajar duro, esforzarme y renunciar a lo que sea que me aparte del lugar al que verdaderamente me destino Dios: El Jardín de Edén. Hay que tener una meta, una esperanza y vivir para ella, y no hay mayor éxito que el Éxito Eterno, el que nunca se acaba, jamás se termina, el de la vida después de esta vida terrenal, la vida sin final de la Gracia; donde gracias a Jesús, Dios, podemos ir todos los que quieran, y tú, aunque hayas cometido muchos errores en tu vida, aunque tu imperfección sea mucha, de ahora en adelante puedes trabajar para esta realidad que nos espera si queremos, porque es libre el éxito, quien lo quiera lo tiene, se gana con la fe, con creer y pedir, con confiar y dar siempre el bien con Caridad. El éxito está a tu alcance, porque es tuyo, lo tienes por lo que deseas en tu corazón y lo pides a Dios, con toda tu alma, haciendo siempre el bien, lo correcto, lo justo, ¡el deber cumplido!. Quién cumple con su deber con caridad, este tiene éxito y nadie se lo puede arrebatar, porque él sabe, siente que está bien consigo mismo, porque Dios y él son uno. Vivimos en este mundo para irnos al mundo de Dios, al Reino Celestial, para siempre, y aquí es donde ya nos asociamos con Dios y vivimos en Él y con Él, y Dios nos da el éxito, la paz; la alegría de vivir viviendo haciendo el bien, lo bueno lo correcto; el cumplimiento del deber; ¡esa sí que es la alegría que jamás nadie te puede quitar!, el que en todo hagas lo mejor, des lo mejor, ¡seas el mejor!, ¡que satisfacción hay en la santidad!; todos estamos llamados a ser santos, a superarnos y hacer lo correcto, lo más y mejor que podamos en todo, y este es el éxito, aun dependiendo de los resultados momentáneos, porque a veces parece que perdemos, pero el que vive haciendo el bien y lo correcto, ¡dando lo mejor de sí!, éste siempre tiene éxito. Tú tendrás éxito cuando decidas vencerte en lo mediocre y lo mal que podrías hacer y luchando contigo mismo hagas el bien lo correcto, ¡lo perfecto!; ser santo: tener éxito por amar tanto a Dios, a ti mismo y a los demás, que no quieras dar nada malo de ti, por amor, por dignidad; ¡porque sí!, porque tú puedes tener éxito; el éxito lo da Dios, se humilde y pídele ser mejor y dar el bien y hacer lo bueno; ¡tú puedes!, con Dios puedes tener éxito, incluso allí donde antes fracasaste; porque Dios hace nuevas todas las cosas y a todas las personas. Tú, tú eres una persona de éxito. ¡Adelante con ello!, vive tu éxito y propaga tu éxito, el de ser lo que quieras ser y hacer, pero siempre unido a Dios y siendo todos tus deseos buenos y para ser mejor y para servir a los demás, sirviéndote a ti mismo, con esa dignidad del que sabe que hace lo correcto y que pase lo que pase, aunque otros triunfen, él éxito es siempre tuyo por intentarlo y porque también triunfarás, porque es lógico, que quien da recibe, y si das lo mejor de ti, vas a recibir lo mejor de la vida. Tu principal enemigo para tu éxito, eres tú mismo, porque si desistes o te dejas vencer y no das todo lo bueno y el bien que puedes hacer entonces sabes, sabrás que no te mereces el éxito, el éxito es sólo para los mejores, los que se mejoran así mismo cada día; tú, con la ayuda de Dios y la Virgen María, cada día puedes ser mejor y dar lo mejor de ti, y este es tu éxito.