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Lazos de sangre

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Es preciso que, para triunfar, sepas vivir la pobreza; porque tienes que ahorrar, no puedes malgastar, aunque sea en lo lícito, todo el capital que te entra; tienes que tener un plan de ingresos, de gastos y de ahorros; no te digo, como muchos dicen, que debes dar dinero por caridad, porque si estás empezando a labrar tu porvenir, el primero que necesita de su dinero eres tú; pero sí te digo que hagas algo por los demás, algo salido de ti, que eso es más fructífero que dar dinero; puedes visitar a enfermos, a niños, a ancianos, puedes escribirles cartas, que nadie les manda, de puño y letra, porque la caridad primera es la ESPERANZA; si sabes dar esperanza, tendrás esperanza, y ella te mantendrá en forma. No te olvides nunca de tu familia, busca entre tu familia a quien necesite compañía, quizás tus abuelos, o tus padres, quizás tus hermanos, primos, tíos, o hijos… Empieza ayudando a tu familia, sobre todo a tu familia; aunque no quieran, tú puedes ayudarlos sin que lo sepan, soportando sus críticas, aguantando su mal humor; ¡hay tantas cosas que puedes hacer por la familia!, y es importante que lo hagas, porque los lazos de sangre existen, hay realmente un vínculo de sangre, por el que los descendientes reciben de lo que los antepasados han hecho. Así que procura tu éxito no desatendiendo a la familia; tienes que ser sal, ¡eso es bien cierto!, y tienes que ser luz, eso también es verdad. Para prosperar en tu éxito, vas a tener que hacer unos ajustes de conducta que quizás nadie te ha enseñado, pero que son de la más pura lógica para ser un próspero ser humano. Y cuando tengas dinero, ¡que lo tendrás!, luego sí que debes dar algo a los demás, empezando por la familia, para su bienestar, porque si tu familia está bien, tú también lo estarás, porque sois parte de una misma sangre. ¿Cuánto dinero debes dar?, eso depende, porque habrá temporadas que necesitarán más de ti, porque, por ejemplo, alguien de tu familia está sufriendo por falta de trabajo o por enfermedad; entonces necesitará una cantidad; dale lo que puedas y lo que quieras; sabes bien que tú tienes tu propia conexión personal con Dios, pues, con Él lo decides; y si estás casado, lo consultas con tu cónyuge, que no por hacer caridad, pongas enemistad en tu casa; por eso elige para casarte una persona muy semejante a ti, que crea en la bondad, que practique la caridad. En cuestión de educar a tus hijos, ellos, SIEMPRE tienen que ganarse la paga semanal, porque les enseñas que la vida nunca da nada por nada, y los preparas para que no tengan futuros desengaños, como pasan los de la generación del capitalismo; ahora toca hacer un nuevo mundo, un mundo mejor, el mundo de la sabiduría, que diferencia entre el bien y el mal, y tus hijos deben saber cumplir con su deber, el deber primario de cuidarse y cuidar de lo suyo, de su persona y cosas, como de las personas y cosas de la familia; así que enseña a tus hijos que reciben, si dan, si dan lo mejor de sí mismos, no sólo en las obras sino también en las palabras; que empiecen, cuanto antes, a respetar a los demás, a dejar a las personas, libres, y en esa libertad, aguantar que, a veces, la gente es tentada y es débil, y a veces tiene mal humor, o sufre por algún desamor y hace mala cara; ¡pues ellos que den su mejor cara!, tienen que aprender lo que es la mortificación, porque somos personas de familia, no hemos nacido en una isla; formamos parte de un hogar y nos necesitamos unos a otros, sí, porque todos formamos parte de la familia, somos familia de sangre y debemos compartir el mismo destino; por lo cual, da ventajas a los que ayudan a otros a ser mejores, a hacer el bien y lo correcto, a cumplir con su deber, porque hay un deber que hacer siempre, el de sacar de uno mismo lo mejor, aguantando lo peor de los demás, porque cada uno tiene la resistencia del amor, ese amor que recibe de Dios en la intimidad. Hagamos una familia feliz.