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Coaching tu éxito - 3. página

Medios para tu éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Amigo, quizás tú tengas muy claro cual quieres que sea la meta de tu éxito, pero no sabes cómo hacer realidad tus deseos; quizás quieras dinero, una vida de éxito, pero no sabes cómo llegar a alcanzarlos, con qué medios. Quizás tú quiere una vida de éxito en la paz y la felicidad de una familia, pero no sabes cómo lograrlo. A lo mejor te ves capaz de dar más de ti mismo en una actividad artística, pero no tienes ni idea de cómo conseguir el éxito en ella. Te lo diré: acude a Dios que todo lo sabe, y cuéntale lo que quieres y pídele te guíe para lograr el éxito en eso que tanto anhelas. Y verás como Dios te inspirará pensamientos en donde hallarás lo que te falta: los medios, como hacerlo para llegar a tu éxito. Dios te conoce bien y sabe quién eres y lo que necesitas para llegar a tu meta deseada, y Dios al ser Dios, sabe todo de todos y todo, y te pondrá en marcha para que la Divina Providencia rija tu vida. Si le has contado a Dios tus deseos, esa meta que quieres alcanzar y que no sabes cómo lograrla, ¡estate atento, vigila, estate alerta!, porque Dios Espíritu Santo te guiará por el camino adecuado para conseguir tu deseo realizado; no digo que todo te sea fácil, ¡que no lo será!, porque todo bien, para ser logrado, tiene que luchar con mucho mal, que le saldrá al paso. Tú, estate alerta, porque Dios permitirá que terceros te den pistas de lo que debes hacer, para llegar a tu éxito, quizás tengas que leer mucho, estudiar, preguntar, aprender, asociarte con alguna persona de talento y que desee tu mismo éxito, a lo mejor necesitarás de contactos, de amigos o clientes, quizás, muy seguro, necesitarás conocer gente, y esas personas queriendo o sin querer, te irán llevando a la consecución de tu sueño, a hacer realidad ese sueño de prosperar de llegar a ser, a tener lo que quieres. ¡Nunca te rindas!, y que en tu camino siempre y sólo hagas el bien, lo bueno y lo correcto, sin apartarte jamás de cumplir con tu deber; eso es lo primero, hacer lo que tienes que hacer por lo que eres y dónde estás ahora, y todo llegará de la mano de la Divina Providencia. El que quiere éxito tiene que trabajar, luchar, ser persistente para alcanzarlo, no digo que debas esperar, porque esperar parece ser estar sin hacer nada, y eso no se puede hacer jamás, el estarse sin hacer nada, siempre, siempre, hay que luchar y moverse, sea estudiando, perfeccionándose, en la obra que uno quiere hacer y tener éxito en ella, quizás primero debas ser empleado antes de ser dueño. Ten paz y la seguridad de que si dejas a Dios que te guíe, lo hará, tú, ¡estate alerta!, y vigila y pon los oído y los ojos al servicio de tu vigilancia, porque Dios te irá acercando pistas, oportunidades para conseguir eso tan importante para ti: ¡tu éxito!

Éxito por tus talentos

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Amigo, si estás frustrado porque no tienes un deseo, porque no sabes que desear, porque no te han enseñado a soñar, o los sueños anteriores te han salido mal; entonces, ve a Dios y dile haga de ti, que saque de ti los talentos que Él puso allí, que te ayude a reconocerlos, a saber en qué puedes dedicar tu vida; porque puedes llegar a ser, a hacer todo lo bueno y el bien que quieras. El éxito no es a cambio de una ilusión, sino de un plan de vida, de un trabajo en equipo, sea con Dios o con Dios y otros, pero el éxito está siempre a la espera de que decidas tenerlo, obtenerlo y en qué y cómo y cuándo; Dios lo puede todo, ¡TODO!, pero necesita de ti, de las obras de tu fe y de tu personalidad, que te forjes en ti y tengas un buen carácter, ese carácter que determinará tu éxito, porque por tu carácter recibirás de los demás los frutos que con él das. Quien tiene mal carácter, quien tiene mal humor y es pesimista y dictador, ese no puede tener éxito, si que puede triunfar en algo, pero no es duradero y no es el éxito que hace feliz desde dentro a fuera. Muchos tienen el triunfo que viene de fuera a dentro, pero este no es el éxito, aunque no está mal, si se ha ganado con el esfuerzo personal de hacer el bien y lo correcto, porque hay quien hace las cosas bien, es un buen profesional y triunfa, pero no tiene éxito porque no tiene buen carácter, dentro de sí mismo no es nadie importante, triunfa por la importancia que le dan otros en un determinado momento o tiempo de su vida, pero el éxito, déjame decírtelo, el éxito es que tú seas todo un éxito en tu manera de ser, de sentir la vida, de vivirla. Cuida de ti, que tu presencia demuestre en otros el respeto que por ti mismo sientes, porque el éxito es una especie de amor, y nadie ama a quien no se respeta, porque no hay admiración por nadie que no se trabaje a sí mismo, no se cultive y no se perfeccione con los valores que siempre dan el éxito, los valores de las virtudes. Aprende cuales son las virtudes humanas y practícalas, porque estas te llevarán al éxito. El éxito jamás vendrá a ti, el éxito sale de ti y recoges sus frutos, como se recogen los frutos del amor. Éxito y amor, van cogidos de la mano. Nadie que no ame de verdad y a pesar de los sufrimientos que recibe de la imperfección de esos demás, que lo hacen sufrir, con sus errores y tantas veces tiene que perdonarlos, nadie que no sepa amar a todos en su imperfección y dándoles buen ejemplo de éxito en las virtudes, nadie que no sea magnánimo y a la vez justo y sepa vivir solo, con Dios, en comunidad, no recibirá el éxito que le puede dar ser un líder, uno que sabe sacar lo mejor de los demás y dejar lo peor en manos de Dios; que Dios puede hacer que lo peor de una persona sea corregido y tenga éxito, este éxito definitivo de tener dentro de uno la felicidad de comprender porque ha venido al mundo; te lo digo: A ser, a ser perfecto en el Amor de Cristo y tener éxito en sí mismo: tu éxito.

El éxito de la semilla

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Si te dicen que no puedes, ¡mienten!, tú puedes hacer lo que quieres hacer haciéndolo bien. Tú puedes decidir casarte, poner un negocio, servir al prójimo, con lo mejor de ti. Nadie puede impedirte ser tu mismo, porque Dios te hizo así como eres, y siendo como eres, así, mismo como eres, puedes desear, querer e ir a buscar tu éxito, porque el éxito es tuyo, y Dios te lo da si se lo pides y trabajas para llegar a tu meta. Haz planes; primero déjame decirte amigo, que puedes hacer lo que quieras hacer, que puedes ser lo que quieras ser, siempre que vayas a la esencia de la vida, a Dios, y uniéndote con Él, ¡con todas tus ganas!, y en intimidad de tu corazón, le pidas; le habrás tu corazón y le digas lo que quieras hacer o ser. Y si no lo sabes, porque te han dicho que no sirves para nada, que vales, poco, que no vas a conseguir nada en esta vida; déjame decirte amigo, que tú, como yo, puedes, podemos tener éxito y disfrutarlo y propagarlo, ayudando a los demás a que busquen en esta vida lo mejor que cada quien quiera tener, porque podemos, podemos tener lo que queremos si sabemos lo que queremos, si nos unimos a Dios en oración y Gracia, y se lo pedimos, si hacemos planes y trabajamos duro para conseguirlo, porque nadie regala nada en este mundo, ¡ni Dios!, o te lo da por tu fe, vía milagros, o por las obras de tu fe, que es trabajar y formarte y hacer de ti un instrumento de lo que quieres conseguir; si quieres ser un buen empresario, ¡pues, a ello!, si quieres ser un buen profesional, entonces, no regatees esfuerzos y aprende, ¡se él mejor en tu profesión, porque puedes y debes serlo!, tienes de información al alcance de tu mano, información que te hará formarte y conseguir sacar de ti lo mejor de ti mismo en lo que decidas servir al mundo y por tanto recibir tu éxito, porque se recibe el éxito de lo que uno da; por eso siempre te digo que el éxito es tuyo; tú eres el dueño de tu éxito, tú eres el que fabrica tu propio éxito, porque el éxito no te lo da el que lo digan los demás, que hay quien dirá que sí, que puedes conseguirlo y otros dirán que no, que no puedes conseguirlo, y lo importante es lo que te digas tú a ti mismo, si puedes o no conseguirlo con lo ayuda de Dios, que a todos ayuda y ayudó siempre y a todos dijo Jesús, Dios: “¿Qué quieres de Mí?”. ¡Díselo!, dile a Dios que quieres tener, que quieres ser, y él te lo dará, y con Él lo serás. Pero no le pongas ni día ni hora al plan de Dios, sino que coopera con Él, con Dios y con tu plan, que le has ofrecido en oración, y ponte a trabajar duro, porque es duro ser semilla y morir enterrado en tierra y sacar de ti la planta que dará raíces y tronco y subirá por los cielos de su gloria terrena, de dar hojas y fruto; tú tendrás tu éxito, como lo tiene la semilla de cada especie que se siembra en la tierra y pasa por el proceso de llegar a cumplir con su deber: la ley natural. Tú tienes una ley natural que cumplir: servir.

El éxito externo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: No es lo mismo lo tuyo que lo de los demás; tú puedes y debes de decidir en tu vida, y cada quien decide en la suya, ¡lo quieras o no!; busca personas que decidan en su vida lo mejor para ellas mismas y que es hacer el bien y lo bueno; lo correcto; el cumplimiento fiel del deber. Esas personas que estén junto a ti y te alimenten la alegría con sus obras hechas a ti y a los demás con paz y caridad. Que hay, ¡hay!, y las encontrarás si es tu ferviente deseo, si lo decides en tu corazón hallarlas, si no te conformas con menos; sean personas que necesitas para formar una sociedad comercial, o trabajadores para tu negocio, o buenas amistades para disfrutar de la vida, o una persona única para ti, para hacerla tu cónyuge y definitivamente formar esa familia ideal y de éxito, el éxito personal de cada uno de los cónyuges; y siempre haciendo el bien, y siempre cumpliendo con el deber de estado y la vocación individual de desear, querer, buscar ante todo el Reino Celestial; ese Paraíso perdido, ¡que existe!, y es el Éxito en mayúsculas que cada uno puede obtener si quiere. Dios no lo veda a nadie, es más, Dios lo entrega a todos, todos lo podemos tener, ¡yo quiero ir al Paraíso!, ese lugar que es el verdadero lugar que Dios quiso que viviéramos, allí donde el éxito es perpetuo y completo; por eso no me importa trabajar duro, esforzarme y renunciar a lo que sea que me aparte del lugar al que verdaderamente me destino Dios: El Jardín de Edén. Hay que tener una meta, una esperanza y vivir para ella, y no hay mayor éxito que el Éxito Eterno, el que nunca se acaba, jamás se termina, el de la vida después de esta vida terrenal, la vida sin final de la Gracia; donde gracias a Jesús, Dios, podemos ir todos los que quieran, y tú, aunque hayas cometido muchos errores en tu vida, aunque tu imperfección sea mucha, de ahora en adelante puedes trabajar para esta realidad que nos espera si queremos, porque es libre el éxito, quien lo quiera lo tiene, se gana con la fe, con creer y pedir, con confiar y dar siempre el bien con Caridad. El éxito está a tu alcance, porque es tuyo, lo tienes por lo que deseas en tu corazón y lo pides a Dios, con toda tu alma, haciendo siempre el bien, lo correcto, lo justo, ¡el deber cumplido!. Quién cumple con su deber con caridad, este tiene éxito y nadie se lo puede arrebatar, porque él sabe, siente que está bien consigo mismo, porque Dios y él son uno. Vivimos en este mundo para irnos al mundo de Dios, al Reino Celestial, para siempre, y aquí es donde ya nos asociamos con Dios y vivimos en Él y con Él, y Dios nos da el éxito, la paz; la alegría de vivir viviendo haciendo el bien, lo bueno lo correcto; el cumplimiento del deber; ¡esa sí que es la alegría que jamás nadie te puede quitar!, el que en todo hagas lo mejor, des lo mejor, ¡seas el mejor!, ¡que satisfacción hay en la santidad!; todos estamos llamados a ser santos, a superarnos y hacer lo correcto, lo más y mejor que podamos en todo, y este es el éxito, aun dependiendo de los resultados momentáneos, porque a veces parece que perdemos, pero el que vive haciendo el bien y lo correcto, ¡dando lo mejor de sí!, éste siempre tiene éxito. Tú tendrás éxito cuando decidas vencerte en lo mediocre y lo mal que podrías hacer y luchando contigo mismo hagas el bien lo correcto, ¡lo perfecto!; ser santo: tener éxito por amar tanto a Dios, a ti mismo y a los demás, que no quieras dar nada malo de ti, por amor, por dignidad; ¡porque sí!, porque tú puedes tener éxito; el éxito lo da Dios, se humilde y pídele ser mejor y dar el bien y hacer lo bueno; ¡tú puedes!, con Dios puedes tener éxito, incluso allí donde antes fracasaste; porque Dios hace nuevas todas las cosas y a todas las personas. Tú, tú eres una persona de éxito. ¡Adelante con ello!, vive tu éxito y propaga tu éxito, el de ser lo que quieras ser y hacer, pero siempre unido a Dios y siendo todos tus deseos buenos y para ser mejor y para servir a los demás, sirviéndote a ti mismo, con esa dignidad del que sabe que hace lo correcto y que pase lo que pase, aunque otros triunfen, él éxito es siempre tuyo por intentarlo y porque también triunfarás, porque es lógico, que quien da recibe, y si das lo mejor de ti, vas a recibir lo mejor de la vida. Tu principal enemigo para tu éxito, eres tú mismo, porque si desistes o te dejas vencer y no das todo lo bueno y el bien que puedes hacer entonces sabes, sabrás que no te mereces el éxito, el éxito es sólo para los mejores, los que se mejoran así mismo cada día; tú, con la ayuda de Dios y la Virgen María, cada día puedes ser mejor y dar lo mejor de ti, y este es tu éxito.

Tu éxito eres tú y lo tuyo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tienes que saber que en la vida vas a tener muchos desengaños, de personas que amas, y algunas dicen amarte, pero sus obras son bien distintas a sus palabras. Debes saber que pasará esto, tienes que tener la certeza de que ocurrirá y que lo más importante para ti, es que tú no te desengañes a ti mismo; mientras tú seas fiel a ti mismo, con una buena moral en conducta y entendimiento, con esa paz que tienes al finalizar tu examen de conciencia bajo la luz de los diez Mandamientos, y tengas todo tu corazón lleno de amor para Dios y paciencia para los que no son como deberían, para los que te desengañan y no lo esperabas; piensa que se están formando, la vida forma, y se han equivocado; ¡déjalos equivocarse!, pero tú no te equivoques, acepta que ELLOS ESTÁN EQUIVOCADOS, no cuestiones la bondad y el bien que siempre TODOS tenemos que hacer; si ellos han dejado de hacerlo, no llames por eso bien al mal, porque algunos caen en este error, porque no pueden vivir sin su amor, y lo que hacen es dejar la moral de lado para adaptarse a lo que hace esta persona que aman y que de no aceptarlo como válido, ¡que no lo es!, ella, esa persona, los desprecia, los aparta de su lado; y si crees que adaptándote a ella, vas a continuar recibiendo su querer, no será así, porque el cariño se da, jamás se compra rebajando nuestra identidad. Al contrario, tienes que seguir en tu línea de conducta, con tu moral, y dar siempre buen ejemplo; porque todo pasa, menos Dios. La moda, el dinero, el triunfo; todo pasa, menos el Amor con que Dios te Ama. Y si confías en Él, aunque tú quisieras que fuera esta persona débil, quien te amara, Dios te acercará otra, que no será ella, otra que será mejor; pero ¡cuidado!, porque la vida también te acercará personas con apariencia de bondad pero serán y son otras tantas como la que hoy te ha desengañado. Para saber reconocer quien es quien, sé tú como quien a quieres querer y verás que sabrás muy bien como son los “síntomas” de la persona semejante a ti. Dale esperanza a tu vida, y aunque sea tu cónyuge, tu padre, tu hijo, un amigo, un novio, un hermano, quien te ha decepcionado, Dios puede suplir su amor, el que te han negado por las obras, aunque sus palabras y besos pueden ser como los de Judas, porque hay quienes dicen y no hacen, pero dicen y dicen, y sus palabras mienten porque sus hechos no son reflejo de ellas, aunque tienen escusas, miles de escusas y también creen tener todo el derecho del mundo de actuar como hacen. Además de poner todo tu total amor en Dios, pon también tu confianza en Él. El éxito tuyo es tuyo, y poco o nada tiene que ver con que hagan o digan los demás. Si tú persigues el éxito, tienes que saber, ya de ya, que vas a padecer muchos desengaños, también en negocios que serán un fracaso, ¿y qué?… No pasa nada, ¡no era lo que tenía que ser!, ¡acéptalo!, como tienes que aceptar que esa, esas personas no dieron la talla, se cansaron y decidieron que ya tenían triunfo y por lo cual, dejaron de perseguir el éxito, quizás prefirieron el dinero al amor, o quizás el sexo al amor, o la fama a un hogar en amor y paz; ellos lo decidieron, y quiero que sepas que muchos que lo hicieron también, luego, con el tiempo, como tú se desengañaron, otros no, otros siguen y siguen teniendo triunfos y apartándose cada vez más del éxito, porque el éxito es tuyo, no te lo dan otros o el dinero que recibes o la fama que te dan o el amor con que te aman; el éxito ERES TÚ, está dentro de ti, en tu manera de vivir, de obrar y aceptar a los demás, en tu manera de dar libertad a todos y haciendo que respeten la tuya, porque tú vas a por el éxito, este éxito de hacer el bien y lo correcto, este éxito que en la vejez te dará la paz y la alegría, sí, SIEMPRE tendrás al lado a personas que te amen de verdad, aunque algunas de las que tú amaste te decepcionaron porque prefirieron el triunfo al éxito. Que lo sepas; van a decepcionarte, pero lo importante para ti, es que tú no decepciones a nadie haciendo el mal. Tú eres el que vale: tú. Acuérdate siempre de amarte y respetarte y decidir ser libre de ser bueno y hacer el bien y no “venderte”, ni por amor o dinero. Tu éxito eres tú y lo tuyo.

El honor es un privilegio del éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hablemos del honor. ¡No está pasado de moda!, las personas de éxito, son personas con un alto grado de honor; son personas con las que uno puede confiar, fiarse, asociarse, luchar juntos por el éxito mutuo. No te engañan, ni te mienten, que hay una sutil diferencia entre engañar y mentir; uno mismo puede estar engañándose, pero jamás uno mismo se puede mentir a sí mismo; porque sabe la verdad, sabe realmente lo que es, y si miente, engaña; en cambio, engañar, uno se puede engañar creyendo ver una verdad donde hay mentira, porque no se ve todo el conjunto, todo lo que hay, al completo, por eso, la información y la formación, te van a ayudar a no engañarte ni a mentir. Necesitas tener honor, ser una persona de quien todos, aunque por envidia hablen mal de ti, sepan dentro de sí, que tú eres lo que aparentas, lo que dices y lo que demuestras. Demasiados hay que tienen apariencia de buenos y no son corderos. El honor es esa dignidad moral de hacer el bien y sólo el bien, apartándote del mal y viviendo coherentemente entre lo que dices y lo que haces. Hay personas así, que los demás escuchan con agrado todo lo que dicen, y les piden consejo y acuden en su ayuda, porque para triunfar hay que tener honor. El honor es un privilegio, el alto grado de una dignidad comprobada en la autenticidad de ser una persona con dignidad moral; esas personas que se apartan del mal y hacen siempre el bien, sin mirar a quien, es decir, son buenas porque quieren serlo, por su propio éxito de ganar al mal que hay en todos, y que se gana haciendo el bien. Te deseo que seas una persona de honor; esto da más satisfacción personal que ningún premio o galardón que pueda recibir el que triunfa. Sólo el que tiene éxito, sólo este tiene honor, vive con honor. Te deseo que digan de ti: “Es una persona de honor”. ¡Vaya éxito!

El éxito reside en ti

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hablemos del espejo, sí, del espejo, de mirarte tú al espejo, para verte. Si Dios hubiera querido que las personas nos viéramos de fuera nos habría dado unas cualidades para tal fin, pero sólo podemos vernos a trozos y totalmente por dentro, si uno se entretiene en indagarse, en contemplarse a la luz de lo que quiere llegar a ser. No importa lo que nos falte para llegar al éxito, lo importante es saber cómo tener éxito, y el éxito reside en ti, seas como seas físicamente. El paso de los años deja señales en nuestro cuerpo, por eso es difícil creerse que uno tiene éxito como es físicamente, y si se mira demasiado, empieza a compararse con otros, y eso no es bueno para nadie que quiera ser bueno y hacer lo correcto. ¡Fuera espejos!, y bien venidos al examen de conciencia. Eso sí que será un punto de apoyo para poder perfeccionarte en la búsqueda de tu éxito, en la realización personal cada vez dando más de ti a los demás, aunque te chasqueen, te critiquen, te desprecien, se burlen, te calumnien y digan toda serie de mal contra ti. No te entretengas mucho en tu físico, puedes mirarte al espejo para verte, ¡desde luego!, pero obsérvate desde dentro y el que es feliz interiormente siempre se ve bien. El que está contento de su trabajo, de ser como es, este se ve bien y se cuida mejor, porque está contento de uno mismo. Por eso, si quieres cambiar algo de tu exterior, hazlo, ayudándote con tu bondad, con ser bueno y resistiendo a devolver mal por mal, o a dar mal por tener mal humor, o tener una mala tentación. Tú resiste siempre a lo malo, al mal. No quieras saber nada de lo malo, y en cuanto a los que obran mal, ¡no vayas con ellos!, porque te apartarán de tu éxito y serás solo parte de su triunfo. Tú, a lo tuyo, ¡a tu éxito!, ¡el tuyo!, que siempre será algo bueno para ti y los demás, porque de lo bueno sólo sale el bien. El espejo que tú necesitas es una buena conciencia limpia, es saber lo que está bien y lo que está mal, y elegir libremente y con voluntad de ganador, hacer siempre el bien y sólo el bien; porque tú eres el mejor, el mejor que puede decidir hacer lo bueno en ti y contigo, rodeándote del éxito, que es lo bueno que hay en la vida, en los que son buenos, como tú quieres serlo, ¡que hay!, porque muchos, cada vez más, hay personas que se cansan de triunfar y quieren el éxito; tu éxito; ser bueno, cuanto más, mejor. Por honor.

Tu éxito o el triunfo de otros

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hay los que no saben pedir perdón, y hay los que astutamente van pidiendo perdón, y así, si se equivocan y yerran, piden perdón toda la vida, y jamás se esfuerzan en no errar, porque ven en pedir perdón, la salvación a su falta de carácter, para hacer el bien siempre y no equivocarse en no hacer lo correcto. Se lanzan a sus deseos y ¡viven la vida!, pensando en que luego piden perdón, y el bueno, lo perdona. Creen que perdonar es sinónimo de dar otra oportunidad y volver a empezar, y no es así, perdonar es una cosa necesaria para el que es bueno y quiere hacer el bien y dar la libertad a los demás, esa misma libertad que protege, en sí misma, porque la libertad de otros en ser libres, es la de uno mismo, y ser libre también, igual, lo mismo que los demás; esa libertad de pagar por lo que se hace con la misma, recibiendo lo bueno o lo malo, porque todo acto, toda palabra, es devuelta; toda acción de la persona, toda palabra, viene de vuelta a nosotros, y todo pensamiento reiterativo se hace palabra o acción, y recibe también su compensación. No es lo mismo decir: “Perdóname”, que decir: “Dame otra oportunidad”; pueden decirse las dos cosas, sí, pero jamás el perdón puede sustituir a pedir otra oportunidad. Cuando alguien te pide perdón, perdónalo, es más, perdona a quien te daña, aunque no te pida perdón, y da una oportunidad a quien desees dársela, aunque no te pida perdón o sí te lo pida; porque la oportunidad que tú des a otros, no es por el perdón que te pidan, sino por si tú, libremente, decides darle esa oportunidad. Evidentemente, en asociaciones como el matrimonio y en la familia, muchas cosas se perdonan sin pedir perdón y siempre hay la oportunidad de seguir la relación, si a uno le interesa; lo mismo puede pasar en una sociedad legal, pero en un noviazgo, en una relación de amistad o posible sociedad, si tienes que perdonar según qué cosas, incluso en el matrimonio y la sociedad, la infidelidad y el robo, son actos que se tienen que perdonar siempre, pero no condicionan a seguir con la sociedad. Porque hay quien peca y confía en la bondad del que busca el éxito, para llevar una vida egoísta y haciendo sufrir al que es fiel y tiene buenos sentimientos. No te dejes robar tu amor; tienes que amar y ser amado, con obras y palabras; si hay infidelidad, es que no te aman, y punto. Nadie que trabaja en una empresa va a otra a darle sus confidencias; cualquier persona entiende que hay una ética comercial, ¡y la hay!, como la hay también en el amor, en la amistad, en todas las relaciones humanas. Y ser bueno y hacer el bien y lo correcto, para llegar al éxito, es perdonar y a veces negar la oportunidad de “volver a empezar”. Hablo en líneas generales, porque cada quien sabe lo que perdona, a quien perdona y a quien quiere a su lado para compartir ese éxito, que no será posible si tienes a gente que te hace sufrir continuamente. Debes elegir, o tu éxito o el triunfo de otros.

Nunca sale un bien de un mal

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Lleva las cuentas claras, paga tus impuestos, si puedes desgrava, pero que todo sea bajo la ley, para que no tengas problemas, ni de conciencia ni legales; búscate un buen contable, un buen abogado y un economista en finanzas, que te digan las cosas claras, porque muchas veces, por no saber, se fracasa. Pudiendo hacer las cosas bien, no las hagas mal, ni en tus negocios ni en tu vida personal y familiar. ¡No tengas dos vidas!, ¡no lleves dos cuentas!, piensa que el éxito lo da Dios, y Dios no está en la mentira, sí en la astucia y en las obras de misericordia; quiero decir que la ley, siempre, si se sabe, puedes hacer que esté a tu favor, si haces las cosas bien, con buena intención, buenos medios y recibiendo buenos beneficios. Las trampas no acortan el camino, alargan los fracasos. No se puede coger un atajo con los números, porque siempre son claros; dos más dos, siempre son cuatro. Así que no pienses en tener éxito defraudando al Estado, porque no vas a conseguir más que algún que otro triunfo, pero el éxito, eso no lo podrás lograr ¡jamás!, si no haces las cosas correctamente, bien hechas, haciéndolas siempre con legalidad y lo mejor de lo mejor, haciendo toda tu labor para ti mismo y para Dios, que vive en ti, y ese Dios que todo lo ve, te ayudará y te aplaudirá. Si algo no puedes hacer legalmente, busca otras opciones, pero sé siempre legal, porque nunca sale un bien de un mal. Ingéniatelas; que tus socios y tú, penséis en opciones nuevas, mejores, aunque sean caminos más largos, pero ¡llegaréis seguros!; si coges atajos, podéis perderos en el camino, y esto no es ningún éxito. Y lo mismo va con lo que hagas con tu futuro cónyuge, porque hay cosas que son propias del matrimonio, ¡no valen los atajos!, ni para los negocios ni para el amor humano. ¡Cuántos hay que han fracasado y fracasan por no mantenerse en el plan de lo natural, de la ley moral!

Tú eres tu propio éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Nunca tendrás éxito, arrebatando lo que es de otros, sea su cónyuge, sus ideas, sus socios, sus pertenencias, sus contratos, sus clientes. ¡Haz los tuyos!; ¿para qué coger de los demás, pudiendo tener los tuyos, a tu medida, según tu carácter, según tus productos, según tus ideas y mentalidad? ¡Nunca tendrás éxito, si coges lo de los demás!; y nadie es una persona de éxito, si tiene que coger de otro, lo que otro tiene y le da éxito. El éxito, para ser éxito, tiene que asentarse sobre las bases de la libertad. Tú puedes tener tu propio cónyuge, ¿para qué coger el de otro?; puedes tener tu propio negocio, ¿para qué coger el de otro?… Nunca estarás satisfecho de ti mismo, con lo que tienen los demás o sus sobras. Puedes tener tus propias primicias y prosperar con tus sueños, haciéndolos realidad y sin dañar a nadie. Sobre todo, cuando se daña a los niños, cuando hay matrimonios con hijos y tú eres la causa de su divorcio, ¡jamás podrás tener un éxito en esto! Busca tu propia felicidad, con una persona libre como tú; no dañes a los niños, ni a los tuyos ni a los de los demás. Dios siempre ha tenido una especial predilección por los niños, los enfermos, las viudas, y todos los que sufren. Tú, imita a Jesús, el Cristo, y ten compasión de ellos y pon paz en su vida, en vez de ponerles más guerra, por meterte en donde no te llaman. ¡No rompas jamás un matrimonio o un negocio de otros!, porque aunque te digan y alguno se queje, allí ha habido un contrato y hay que respetar la libertad de todos, y no la libertad actual, sino también la libertad del compromiso que hicieron hace años. Respetar la propiedad ajena, es un principio de ley natural y está también en la Ley de Dios. Y no te obsesiones en lo que no es tuyo, sino que debes de sacar de la vida lo tuyo, crearlo con tus propias manos, salido de tus sueños, porque en esta vida, hay para todos los gustos, y el éxito es individual; tienes que hacerlo a tu medida, según tus cualidades; y cuantas más cualidades consigas tener, mayor será tu éxito, porque el éxito eres tú mismo, tú eres tu propio éxito. Date valor, ¡valórate!, y ponte a trabajar en ti mismo, para que cuanto más bueno seas, ¡más bueno será tu éxito! Tu éxito depende de ti. Los santos, son los que han conseguido el mayor, el mejor éxito: la perfección. Y, cuántas cosas maravillosas han hecho; aún hoy se los recuerda, algunos, después de siglos de su paso por la vida; ¡el verdadero éxito es perdurable!