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Para empresas - 2. página

Tu éxito eres tú y lo tuyo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tienes que saber que en la vida vas a tener muchos desengaños, de personas que amas, y algunas dicen amarte, pero sus obras son bien distintas a sus palabras. Debes saber que pasará esto, tienes que tener la certeza de que ocurrirá y que lo más importante para ti, es que tú no te desengañes a ti mismo; mientras tú seas fiel a ti mismo, con una buena moral en conducta y entendimiento, con esa paz que tienes al finalizar tu examen de conciencia bajo la luz de los diez Mandamientos, y tengas todo tu corazón lleno de amor para Dios y paciencia para los que no son como deberían, para los que te desengañan y no lo esperabas; piensa que se están formando, la vida forma, y se han equivocado; ¡déjalos equivocarse!, pero tú no te equivoques, acepta que ELLOS ESTÁN EQUIVOCADOS, no cuestiones la bondad y el bien que siempre TODOS tenemos que hacer; si ellos han dejado de hacerlo, no llames por eso bien al mal, porque algunos caen en este error, porque no pueden vivir sin su amor, y lo que hacen es dejar la moral de lado para adaptarse a lo que hace esta persona que aman y que de no aceptarlo como válido, ¡que no lo es!, ella, esa persona, los desprecia, los aparta de su lado; y si crees que adaptándote a ella, vas a continuar recibiendo su querer, no será así, porque el cariño se da, jamás se compra rebajando nuestra identidad. Al contrario, tienes que seguir en tu línea de conducta, con tu moral, y dar siempre buen ejemplo; porque todo pasa, menos Dios. La moda, el dinero, el triunfo; todo pasa, menos el Amor con que Dios te Ama. Y si confías en Él, aunque tú quisieras que fuera esta persona débil, quien te amara, Dios te acercará otra, que no será ella, otra que será mejor; pero ¡cuidado!, porque la vida también te acercará personas con apariencia de bondad pero serán y son otras tantas como la que hoy te ha desengañado. Para saber reconocer quien es quien, sé tú como quien a quieres querer y verás que sabrás muy bien como son los “síntomas” de la persona semejante a ti. Dale esperanza a tu vida, y aunque sea tu cónyuge, tu padre, tu hijo, un amigo, un novio, un hermano, quien te ha decepcionado, Dios puede suplir su amor, el que te han negado por las obras, aunque sus palabras y besos pueden ser como los de Judas, porque hay quienes dicen y no hacen, pero dicen y dicen, y sus palabras mienten porque sus hechos no son reflejo de ellas, aunque tienen escusas, miles de escusas y también creen tener todo el derecho del mundo de actuar como hacen. Además de poner todo tu total amor en Dios, pon también tu confianza en Él. El éxito tuyo es tuyo, y poco o nada tiene que ver con que hagan o digan los demás. Si tú persigues el éxito, tienes que saber, ya de ya, que vas a padecer muchos desengaños, también en negocios que serán un fracaso, ¿y qué?… No pasa nada, ¡no era lo que tenía que ser!, ¡acéptalo!, como tienes que aceptar que esa, esas personas no dieron la talla, se cansaron y decidieron que ya tenían triunfo y por lo cual, dejaron de perseguir el éxito, quizás prefirieron el dinero al amor, o quizás el sexo al amor, o la fama a un hogar en amor y paz; ellos lo decidieron, y quiero que sepas que muchos que lo hicieron también, luego, con el tiempo, como tú se desengañaron, otros no, otros siguen y siguen teniendo triunfos y apartándose cada vez más del éxito, porque el éxito es tuyo, no te lo dan otros o el dinero que recibes o la fama que te dan o el amor con que te aman; el éxito ERES TÚ, está dentro de ti, en tu manera de vivir, de obrar y aceptar a los demás, en tu manera de dar libertad a todos y haciendo que respeten la tuya, porque tú vas a por el éxito, este éxito de hacer el bien y lo correcto, este éxito que en la vejez te dará la paz y la alegría, sí, SIEMPRE tendrás al lado a personas que te amen de verdad, aunque algunas de las que tú amaste te decepcionaron porque prefirieron el triunfo al éxito. Que lo sepas; van a decepcionarte, pero lo importante para ti, es que tú no decepciones a nadie haciendo el mal. Tú eres el que vale: tú. Acuérdate siempre de amarte y respetarte y decidir ser libre de ser bueno y hacer el bien y no “venderte”, ni por amor o dinero. Tu éxito eres tú y lo tuyo.

El éxito reside en ti

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hablemos del espejo, sí, del espejo, de mirarte tú al espejo, para verte. Si Dios hubiera querido que las personas nos viéramos de fuera nos habría dado unas cualidades para tal fin, pero sólo podemos vernos a trozos y totalmente por dentro, si uno se entretiene en indagarse, en contemplarse a la luz de lo que quiere llegar a ser. No importa lo que nos falte para llegar al éxito, lo importante es saber cómo tener éxito, y el éxito reside en ti, seas como seas físicamente. El paso de los años deja señales en nuestro cuerpo, por eso es difícil creerse que uno tiene éxito como es físicamente, y si se mira demasiado, empieza a compararse con otros, y eso no es bueno para nadie que quiera ser bueno y hacer lo correcto. ¡Fuera espejos!, y bien venidos al examen de conciencia. Eso sí que será un punto de apoyo para poder perfeccionarte en la búsqueda de tu éxito, en la realización personal cada vez dando más de ti a los demás, aunque te chasqueen, te critiquen, te desprecien, se burlen, te calumnien y digan toda serie de mal contra ti. No te entretengas mucho en tu físico, puedes mirarte al espejo para verte, ¡desde luego!, pero obsérvate desde dentro y el que es feliz interiormente siempre se ve bien. El que está contento de su trabajo, de ser como es, este se ve bien y se cuida mejor, porque está contento de uno mismo. Por eso, si quieres cambiar algo de tu exterior, hazlo, ayudándote con tu bondad, con ser bueno y resistiendo a devolver mal por mal, o a dar mal por tener mal humor, o tener una mala tentación. Tú resiste siempre a lo malo, al mal. No quieras saber nada de lo malo, y en cuanto a los que obran mal, ¡no vayas con ellos!, porque te apartarán de tu éxito y serás solo parte de su triunfo. Tú, a lo tuyo, ¡a tu éxito!, ¡el tuyo!, que siempre será algo bueno para ti y los demás, porque de lo bueno sólo sale el bien. El espejo que tú necesitas es una buena conciencia limpia, es saber lo que está bien y lo que está mal, y elegir libremente y con voluntad de ganador, hacer siempre el bien y sólo el bien; porque tú eres el mejor, el mejor que puede decidir hacer lo bueno en ti y contigo, rodeándote del éxito, que es lo bueno que hay en la vida, en los que son buenos, como tú quieres serlo, ¡que hay!, porque muchos, cada vez más, hay personas que se cansan de triunfar y quieren el éxito; tu éxito; ser bueno, cuanto más, mejor. Por honor.

Tu éxito o el triunfo de otros

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hay los que no saben pedir perdón, y hay los que astutamente van pidiendo perdón, y así, si se equivocan y yerran, piden perdón toda la vida, y jamás se esfuerzan en no errar, porque ven en pedir perdón, la salvación a su falta de carácter, para hacer el bien siempre y no equivocarse en no hacer lo correcto. Se lanzan a sus deseos y ¡viven la vida!, pensando en que luego piden perdón, y el bueno, lo perdona. Creen que perdonar es sinónimo de dar otra oportunidad y volver a empezar, y no es así, perdonar es una cosa necesaria para el que es bueno y quiere hacer el bien y dar la libertad a los demás, esa misma libertad que protege, en sí misma, porque la libertad de otros en ser libres, es la de uno mismo, y ser libre también, igual, lo mismo que los demás; esa libertad de pagar por lo que se hace con la misma, recibiendo lo bueno o lo malo, porque todo acto, toda palabra, es devuelta; toda acción de la persona, toda palabra, viene de vuelta a nosotros, y todo pensamiento reiterativo se hace palabra o acción, y recibe también su compensación. No es lo mismo decir: “Perdóname”, que decir: “Dame otra oportunidad”; pueden decirse las dos cosas, sí, pero jamás el perdón puede sustituir a pedir otra oportunidad. Cuando alguien te pide perdón, perdónalo, es más, perdona a quien te daña, aunque no te pida perdón, y da una oportunidad a quien desees dársela, aunque no te pida perdón o sí te lo pida; porque la oportunidad que tú des a otros, no es por el perdón que te pidan, sino por si tú, libremente, decides darle esa oportunidad. Evidentemente, en asociaciones como el matrimonio y en la familia, muchas cosas se perdonan sin pedir perdón y siempre hay la oportunidad de seguir la relación, si a uno le interesa; lo mismo puede pasar en una sociedad legal, pero en un noviazgo, en una relación de amistad o posible sociedad, si tienes que perdonar según qué cosas, incluso en el matrimonio y la sociedad, la infidelidad y el robo, son actos que se tienen que perdonar siempre, pero no condicionan a seguir con la sociedad. Porque hay quien peca y confía en la bondad del que busca el éxito, para llevar una vida egoísta y haciendo sufrir al que es fiel y tiene buenos sentimientos. No te dejes robar tu amor; tienes que amar y ser amado, con obras y palabras; si hay infidelidad, es que no te aman, y punto. Nadie que trabaja en una empresa va a otra a darle sus confidencias; cualquier persona entiende que hay una ética comercial, ¡y la hay!, como la hay también en el amor, en la amistad, en todas las relaciones humanas. Y ser bueno y hacer el bien y lo correcto, para llegar al éxito, es perdonar y a veces negar la oportunidad de “volver a empezar”. Hablo en líneas generales, porque cada quien sabe lo que perdona, a quien perdona y a quien quiere a su lado para compartir ese éxito, que no será posible si tienes a gente que te hace sufrir continuamente. Debes elegir, o tu éxito o el triunfo de otros.

Nunca sale un bien de un mal

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Lleva las cuentas claras, paga tus impuestos, si puedes desgrava, pero que todo sea bajo la ley, para que no tengas problemas, ni de conciencia ni legales; búscate un buen contable, un buen abogado y un economista en finanzas, que te digan las cosas claras, porque muchas veces, por no saber, se fracasa. Pudiendo hacer las cosas bien, no las hagas mal, ni en tus negocios ni en tu vida personal y familiar. ¡No tengas dos vidas!, ¡no lleves dos cuentas!, piensa que el éxito lo da Dios, y Dios no está en la mentira, sí en la astucia y en las obras de misericordia; quiero decir que la ley, siempre, si se sabe, puedes hacer que esté a tu favor, si haces las cosas bien, con buena intención, buenos medios y recibiendo buenos beneficios. Las trampas no acortan el camino, alargan los fracasos. No se puede coger un atajo con los números, porque siempre son claros; dos más dos, siempre son cuatro. Así que no pienses en tener éxito defraudando al Estado, porque no vas a conseguir más que algún que otro triunfo, pero el éxito, eso no lo podrás lograr ¡jamás!, si no haces las cosas correctamente, bien hechas, haciéndolas siempre con legalidad y lo mejor de lo mejor, haciendo toda tu labor para ti mismo y para Dios, que vive en ti, y ese Dios que todo lo ve, te ayudará y te aplaudirá. Si algo no puedes hacer legalmente, busca otras opciones, pero sé siempre legal, porque nunca sale un bien de un mal. Ingéniatelas; que tus socios y tú, penséis en opciones nuevas, mejores, aunque sean caminos más largos, pero ¡llegaréis seguros!; si coges atajos, podéis perderos en el camino, y esto no es ningún éxito. Y lo mismo va con lo que hagas con tu futuro cónyuge, porque hay cosas que son propias del matrimonio, ¡no valen los atajos!, ni para los negocios ni para el amor humano. ¡Cuántos hay que han fracasado y fracasan por no mantenerse en el plan de lo natural, de la ley moral!

Tú eres tu propio éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Nunca tendrás éxito, arrebatando lo que es de otros, sea su cónyuge, sus ideas, sus socios, sus pertenencias, sus contratos, sus clientes. ¡Haz los tuyos!; ¿para qué coger de los demás, pudiendo tener los tuyos, a tu medida, según tu carácter, según tus productos, según tus ideas y mentalidad? ¡Nunca tendrás éxito, si coges lo de los demás!; y nadie es una persona de éxito, si tiene que coger de otro, lo que otro tiene y le da éxito. El éxito, para ser éxito, tiene que asentarse sobre las bases de la libertad. Tú puedes tener tu propio cónyuge, ¿para qué coger el de otro?; puedes tener tu propio negocio, ¿para qué coger el de otro?… Nunca estarás satisfecho de ti mismo, con lo que tienen los demás o sus sobras. Puedes tener tus propias primicias y prosperar con tus sueños, haciéndolos realidad y sin dañar a nadie. Sobre todo, cuando se daña a los niños, cuando hay matrimonios con hijos y tú eres la causa de su divorcio, ¡jamás podrás tener un éxito en esto! Busca tu propia felicidad, con una persona libre como tú; no dañes a los niños, ni a los tuyos ni a los de los demás. Dios siempre ha tenido una especial predilección por los niños, los enfermos, las viudas, y todos los que sufren. Tú, imita a Jesús, el Cristo, y ten compasión de ellos y pon paz en su vida, en vez de ponerles más guerra, por meterte en donde no te llaman. ¡No rompas jamás un matrimonio o un negocio de otros!, porque aunque te digan y alguno se queje, allí ha habido un contrato y hay que respetar la libertad de todos, y no la libertad actual, sino también la libertad del compromiso que hicieron hace años. Respetar la propiedad ajena, es un principio de ley natural y está también en la Ley de Dios. Y no te obsesiones en lo que no es tuyo, sino que debes de sacar de la vida lo tuyo, crearlo con tus propias manos, salido de tus sueños, porque en esta vida, hay para todos los gustos, y el éxito es individual; tienes que hacerlo a tu medida, según tus cualidades; y cuantas más cualidades consigas tener, mayor será tu éxito, porque el éxito eres tú mismo, tú eres tu propio éxito. Date valor, ¡valórate!, y ponte a trabajar en ti mismo, para que cuanto más bueno seas, ¡más bueno será tu éxito! Tu éxito depende de ti. Los santos, son los que han conseguido el mayor, el mejor éxito: la perfección. Y, cuántas cosas maravillosas han hecho; aún hoy se los recuerda, algunos, después de siglos de su paso por la vida; ¡el verdadero éxito es perdurable!

Triunfo y éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: No, no es lo mismo triunfar que tener éxito. El triunfo, normalmente, es el resultado de una competición, es ganar a otros en cierto momento de la vida, en ciertos sentidos; un atleta, triunfa y gana la medalla de oro olímpica, pero todos pueden tener éxito, todos los atletas pueden tener éxito, si dan lo mejor de sí mismos, si en todo lo que hacen, hacen el bien y lo correcto, permitiendo que otros sean libres y hagan con su vida lo que quieran. Muchos triunfan anulando la libertad de otros, ¡eso no es el éxito!, el éxito que viene de dentro, que realmente viene de ti y tú te lo das, porque el triunfo puede dártelo otro por ti, puedes tener dinero porque tienes un buen equipo de ventas, pero el éxito es tuyo si tú has elegido este equipo y has elegido a los mejores para hacer el bien y lo correcto. Con engaños también se venden productos, y esto es un triunfo, pero el éxito es que vendas buenos productos, ¡los mejores productos, a un precio justo! Algunos sacan buenas notas, sobornando a los decanos, o haciendo trampas en los exámenes, y triunfan, pero si no saben aplicar sus estudios, ¡no tienen éxito!, porque harán una obra chapucera allí donde tendrían que dar lo mejor de sí mismos. Y pueden engañar un día, pero no cada día de una larga vida. Uno puede casarse con una persona por su cuerpo, por su dinero, por su fama, pero una vez casados, vive con la persona, con lo que es esta persona, con su carácter; y sí, muchos se divorcian, pero el divorcio es un fracaso, no es jamás un éxito; si tú quieres tener éxito en tu matrimonio, busca una persona que te guste y tenga buen carácter, que sea buena; sino triunfarás un día, el día de la boda, pero fracasarás el resto de tu vida; y a ti, lo que te interesa es el éxito, ¿o no?

Esto es el éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Os propongo ser buenos y resistir en el bien, pagar los impuestos y estar siempre en regla según la ley civil, para así tener paz y éxito en llevar tu ley, la ley de hacer el bien; ¡pase lo que pase!, la ley que es universal, que ninguna otra ley puede sustituir, y que haciendo el bien, todas las demás leyes de cada país la permiten. No sé de ningún país prospero, democrático, que te impida hacer el bien y lo correcto, y aunque pueden tener algunas leyes permisivas en asunto de moral, no persiguen a los que quieren hacer el bien y lo correcto, a los que quieren una vida de paz, esa paz de tener una buena conciencia. Medita mis palabras, amigo, amiga, y te darás cuenta de que es cierto, es verdad, de que tú, ¡tú!, eres libre de hacer el bien y lo correcto, lo moral, de seguir la Ley de Dios. Puede que otros no lo hagan, pero ¡tú puedes hacerlo!, puedes decidir seguir TU PROPIA LEY, la de hacer el bien y lo bueno. Y te digo, lo digo: ninguna otra ley podrá ir contra tu ley, esa de hacer siempre lo bueno, lo correcto, teniendo así una buena conciencia y viviendo la fe, y disfrutando de las obras de la misma; tú, ¡tú tendrás éxito en todo!, porque aunque tus padres, hermanos o hijos, no lo hagan, si tú sigues la Ley del Bien entonces, tendrás éxito; te llegará el éxito allí donde has fracasado, y aunque fracasases con alguna derrota temporal, siempre ganarás y te sentirás grande, porque, dentro de ti, sabes que has hecho el bien y lo correcto; eso, esto es el ÉXITO; porque además, y te lo digo en serio y comprobado por mí, que el éxito llega SIEMPRE cuando uno actúa haciendo el bien y lo bueno, como método de vida, como forma de comportamiento; y ¡qué feliz es uno venciéndose a sí mismo, superándose cada día más para ser bueno y hacer el bien y lo correcto!, pensando más en esto, en ser bueno y hacer el bien y lo correcto, que en los resultados. ¡Cuántos piensan más en los resultados, y no hacen el bien siempre, ni lo bueno, pensando así llegar antes!; y si tienen algún triunfo, que el triunfo no es lo mismo que el éxito, se sienten inseguros al llegar a la meta con medios injustos e injustificables delante de su conciencia, que no podrá aceptar una buena conciencia ¡jamás!, llegando a la meta, vendiéndose en no hacer lo bueno, ¡lo mejor que uno podría hacer! Tú ve a buscar el éxito y no el triunfo; un triunfo siempre puede ser un fracaso; en cambio el éxito, aunque se fracase porque otros triunfen, tú ganas siempre, porque el éxito está en hacer el bien y lo correcto; y siendo así, donde has perdido porque otros han triunfado, puedes tener éxito en otra oportunidad, que SEGURO te brindará la vida, porque la vida está llena, repleta, de oportunidades, cada día; así que no te vendas por la primera de hoy, que más tarde te llegarán más, y mañana y pasado; tú estate pendiente siempre de ti, de hacer el bien y lo correcto, y que tu negocio, tu familia, haga lo mismo, siempre dentro de las posibilidades que tienes; y si te faltan, ora y espera, pide y aguarda, que Dios te lo dará todo en tu mejor momento, porque te conoce, y sabe dónde y cuándo es bueno para ti que llegues a un punto de éxito; porque el éxito no es llegar a un tope y basta, el éxito es tener siempre éxito en todo, y se puede, aun mientras tengas fracasos, y eso que llamamos “mala suerte”; porque el éxito radica en ti, en hacerte feliz luchando y superándote en hacer el bien y lo correcto, en cumplir siempre con tu deber y la Ley de Dios, la ley del Bien y lo Bueno.

No te engañes

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: No tienes que engañarte, no tienes que mentirte y decirte que estás bien, cuando estás mal; tienes que ser coherente con lo que realmente te pase y vivas. No es bueno que te engañes y digas que estás bien, cuando estás sufriendo; podrías caer en enfermedades neuróticas por engañarte, por mentirte, por no ser coherente con lo que realmente te pase. Tú tienes que estar sano para tener éxito, y el éxito tiene que ser real y no fingido. Quien finge que no pasa nada, no lucha contra las contrariedades de la vida, y se acostumbra a perder real y verdaderamente; por mucho que quiera creer que ha ganado, él pierde, porque lo real es lo real, y si uno se engaña, no podrá controlar ni dominar ni vencer las cosas negativas, que tiene que hacerlas positivas, y antes aceptarlas, para así poder cambiarlas. Si por ejemplo, te han hecho una devolución de un producto, y tú quieres ver, para ser feliz y sentirte triunfador, que no has recibido la devolución, ¿cómo vas a poder luchar para que acepten la mercancía?, o para que no vuelva a pasar, si crees que todo está bien. En los negocios hay que ser realistas, como en todo lo de la vida. No hay que temer a los errores ni a las fechorías de otros, lo importante es tenerlo todo en regla, ir a una con la ley y dar la cara; y si hay que demandar, que sea tú a los demás, por no cumplir con lo acordado de antemano. También es importante hacer lo mismo en las relaciones personales; si te declaras a una chica, y ella te rechaza, no te digas que te ama; deberás aceptarlo y buscar a otra persona que pueda sentir lo mismo por ti que tú por ella, porque el amor verdadero es compartido.

Es malo criticar

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Si te has dado cuenta de que criticas sin darte cuenta, ¡rectifica!, y menos, critiques a tu cónyuge, a tus socios, a tus amigos y padres o hijos, y menos, delante de los que deben estar bajo su influencia y su protección, porque muchas desgracias ocurren al oír una crítica amarga de deslealtad hacia quien tú deberías amar y poner en esta persona tu total fidelidad. Si algo no te gusta de alguien, díselo a Dios en la intimidad de tu corazón, y pídele ayuda, primero, para soportar esta mortificación por su imperfección, y recordando que nadie es perfecto, ¡ni tú!, y que hay muchas cosas buenas en las personas que amas y, sobre todo, si te son fieles. Hay cónyuges que no son fieles uno al otro ante sus hijos, y uno critica al otro y el otro a uno, y los hijos aprovechan estas debilidades para aprobarse a sí mismos el distanciamiento de ellos, y luego son los padres quienes reciben el mal que han hecho al criticar uno al otro ante los hijos, que son el fruto de su amor. Y ocurre lo mismo con los socios que, si se critican delante de los empleados, abusan de la crisis de fidelidad y algunos quieren medrar y aprovechan para dar malos consejos, y otros se asustan y no trabajan, y otros se van de la empresa. La fidelidad entre cónyuges y socios, entre familia y amigos verdaderos, no es solamente en el hecho de obras de fidelidad, sino también en palabras de fidelidad, dando siempre un voto de confianza a las personas a las que libremente decidiste unirte en sociedad. Si algo no te agrada de alguien, ponlo todo en manos de Dios y trata siempre a los demás como quieres ser tratado tú mismo; y ¡disfruta de la vida, viviendo sin criticar!; acepta que nadie es perfecto, y da un voto de confianza y reza y apoya en todo, a todos los que amas y hacen el bien. Desde luego que hablo de maneras de hacer las cosas que no van contra ninguna ley civil ni moral; porque se critica tantas veces, metiéndose en la vida de los demás, en la manera en que llevan sus propios asuntos, y hay que dejar a todos en libertad, y amar; amarles a pesar de hacer cosas que nosotros no haríamos de esa manera en que las hacen. Demos buen ejemplo y no critiquemos a nadie, y menos sin su presencia, para que pueda defenderse. Si hablas de alguien sin tener defensa, ¡revisa tus causas!, podría ser que estés pecando sin querer; que de ser así, rectifica, y de ahora en adelante habla bien de quien hablaste mal; haz obras de bondad, en la caridad de suplir tu mal con abundancia de bien; y Dios, que ve en lo oculto, te premiará por tu esfuerzo de compensar tu maldad; porque es malo, muy malo, criticar. 

Buscar tu propio éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: El dolor no existe en los corazones exitosos, ese dolor que es una pataleta humana, por no darnos la vida lo que queremos; ese dolor no puede existir en las almas grandes que van en busca del éxito permanente; porque lo audaz de buscar tu propio éxito, tu éxito, es saber que, como aquel que se adentra en la jungla, se encontrará con peligros y caerá en trampas, de las que tendrá que salir, si quiere proseguir buscando el éxito, tu éxito. La condición del que tiene éxito, no es la de un quejica, ni de un niño de papá, que no sabe afrontar el dolor de la contrariedad, de que la vida no le dé los caprichos que quiere y ¡ya!, sino que además, sabe que sufrirá, porque en toda búsqueda del éxito, se sufre; porque los demás quieren triunfar y no buscar el éxito, y esos demás, para triunfar, ponen zancadillas a los que buscan el éxito, y a veces, tantas, los quieren engañar; les dicen: “mira allí”, y luego les quitan lo que han conseguido, mientras miran allí donde les dicen; pueden mostrarles pornografía, drogas, bebidas alcohólicas, personas sexis, casas lujosas, coches caros, empresas grandes, y ¡zas!, van, y mientras miras embobado, te sacan lo que has ganado. Y tantos te dicen que lo que tienes no vale; “tu mujer no vale ya”, “tu marido es torpe, un fracasado”, “tu casa es poca cosa”, “tus padres, ¡que hagan su vida sin ti!”; quieren que abandones el negocio en el que trabajas ahora, sobre todo si es un negocio familiar; porque parece que se valora más tener negocios con otros, ¡eso da aires de importancia!, que trabajar en un negocio familiar. Dicen que te mandan, pero siempre y en todo lugar, el jefe manda al subordinado, pero claro, si el jefe no es el padre, parece que sí que se tiene que obedecer por dinero, pero al padre, a ése hay que desbancarle como sea, sobre todo diciéndole que es viejo. ¡Cuántos han arruinado el negocio familiar por ser malos hijos! Hay que ser buenos con todos, no sólo por cobrar un sueldo, sino también aunque el que te pague sea tu padre. Vigilad en esto, porque hay toda una serie de malos entendidos en cuanto a los negocios familiares, porque dan mucha envidia a los extraños que no tienen estas grandes posibilidades de seguir con el negocio familiar; el éxito es también seguir con la familia, no sólo compartiendo la vida, sino también trabajando con ella, y este éxito es uno de los más felices que una persona puede disfrutar en su vida, la de compartir el éxito con su buena familia.