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Archivo por meses: agosto 2023 - 5. página

Es malo criticar

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Si te has dado cuenta de que criticas sin darte cuenta, ¡rectifica!, y menos, critiques a tu cónyuge, a tus socios, a tus amigos y padres o hijos, y menos, delante de los que deben estar bajo su influencia y su protección, porque muchas desgracias ocurren al oír una crítica amarga de deslealtad hacia quien tú deberías amar y poner en esta persona tu total fidelidad. Si algo no te gusta de alguien, díselo a Dios en la intimidad de tu corazón, y pídele ayuda, primero, para soportar esta mortificación por su imperfección, y recordando que nadie es perfecto, ¡ni tú!, y que hay muchas cosas buenas en las personas que amas y, sobre todo, si te son fieles. Hay cónyuges que no son fieles uno al otro ante sus hijos, y uno critica al otro y el otro a uno, y los hijos aprovechan estas debilidades para aprobarse a sí mismos el distanciamiento de ellos, y luego son los padres quienes reciben el mal que han hecho al criticar uno al otro ante los hijos, que son el fruto de su amor. Y ocurre lo mismo con los socios que, si se critican delante de los empleados, abusan de la crisis de fidelidad y algunos quieren medrar y aprovechan para dar malos consejos, y otros se asustan y no trabajan, y otros se van de la empresa. La fidelidad entre cónyuges y socios, entre familia y amigos verdaderos, no es solamente en el hecho de obras de fidelidad, sino también en palabras de fidelidad, dando siempre un voto de confianza a las personas a las que libremente decidiste unirte en sociedad. Si algo no te agrada de alguien, ponlo todo en manos de Dios y trata siempre a los demás como quieres ser tratado tú mismo; y ¡disfruta de la vida, viviendo sin criticar!; acepta que nadie es perfecto, y da un voto de confianza y reza y apoya en todo, a todos los que amas y hacen el bien. Desde luego que hablo de maneras de hacer las cosas que no van contra ninguna ley civil ni moral; porque se critica tantas veces, metiéndose en la vida de los demás, en la manera en que llevan sus propios asuntos, y hay que dejar a todos en libertad, y amar; amarles a pesar de hacer cosas que nosotros no haríamos de esa manera en que las hacen. Demos buen ejemplo y no critiquemos a nadie, y menos sin su presencia, para que pueda defenderse. Si hablas de alguien sin tener defensa, ¡revisa tus causas!, podría ser que estés pecando sin querer; que de ser así, rectifica, y de ahora en adelante habla bien de quien hablaste mal; haz obras de bondad, en la caridad de suplir tu mal con abundancia de bien; y Dios, que ve en lo oculto, te premiará por tu esfuerzo de compensar tu maldad; porque es malo, muy malo, criticar. 

Buscar tu propio éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: El dolor no existe en los corazones exitosos, ese dolor que es una pataleta humana, por no darnos la vida lo que queremos; ese dolor no puede existir en las almas grandes que van en busca del éxito permanente; porque lo audaz de buscar tu propio éxito, tu éxito, es saber que, como aquel que se adentra en la jungla, se encontrará con peligros y caerá en trampas, de las que tendrá que salir, si quiere proseguir buscando el éxito, tu éxito. La condición del que tiene éxito, no es la de un quejica, ni de un niño de papá, que no sabe afrontar el dolor de la contrariedad, de que la vida no le dé los caprichos que quiere y ¡ya!, sino que además, sabe que sufrirá, porque en toda búsqueda del éxito, se sufre; porque los demás quieren triunfar y no buscar el éxito, y esos demás, para triunfar, ponen zancadillas a los que buscan el éxito, y a veces, tantas, los quieren engañar; les dicen: “mira allí”, y luego les quitan lo que han conseguido, mientras miran allí donde les dicen; pueden mostrarles pornografía, drogas, bebidas alcohólicas, personas sexis, casas lujosas, coches caros, empresas grandes, y ¡zas!, van, y mientras miras embobado, te sacan lo que has ganado. Y tantos te dicen que lo que tienes no vale; “tu mujer no vale ya”, “tu marido es torpe, un fracasado”, “tu casa es poca cosa”, “tus padres, ¡que hagan su vida sin ti!”; quieren que abandones el negocio en el que trabajas ahora, sobre todo si es un negocio familiar; porque parece que se valora más tener negocios con otros, ¡eso da aires de importancia!, que trabajar en un negocio familiar. Dicen que te mandan, pero siempre y en todo lugar, el jefe manda al subordinado, pero claro, si el jefe no es el padre, parece que sí que se tiene que obedecer por dinero, pero al padre, a ése hay que desbancarle como sea, sobre todo diciéndole que es viejo. ¡Cuántos han arruinado el negocio familiar por ser malos hijos! Hay que ser buenos con todos, no sólo por cobrar un sueldo, sino también aunque el que te pague sea tu padre. Vigilad en esto, porque hay toda una serie de malos entendidos en cuanto a los negocios familiares, porque dan mucha envidia a los extraños que no tienen estas grandes posibilidades de seguir con el negocio familiar; el éxito es también seguir con la familia, no sólo compartiendo la vida, sino también trabajando con ella, y este éxito es uno de los más felices que una persona puede disfrutar en su vida, la de compartir el éxito con su buena familia.

Sé el mejor

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Reír es bueno, ¡ríele a la vida!, disfruta de hacer cada día realidad tus proyectos, tus sueños, paso a paso, día a día, programado y preparado para tener éxito hoy, por el trabajo y los planes de ayer. Siempre crecer y superar lo negativo que cada día se nos presenta para hacer la diferencia, y de mal, devolver bien, hacer el bien. Tendrás cada día, muchas ocasiones para demostrarte a ti mismo que eres el mejor, porque sabrás mirar tu vida, que va de ti, y decidir qué hacer, qué decir, cómo actuar en cada momento, para ser bueno y hacer el bien, y eso es tener tú éxito, esa felicidad interior de saber controlar tu vida, de saber, que tú y sólo tú, decides qué vas a dar de ti; porque puedes dar lo que quieras, ¡tanto como quieras!, porque dentro de ti, en tu alma, Dios selló todos tus talentos, y debes ir a buscarlos y darlos, entregarlos sin esconderlos, ¡usarlos!, y hacer con ellos un mundo mejor, allí donde tú estés; ¡deja huella!, la huella de ser UNA MUY BUENA PERSONA, paciente con todos, dando libertad a todos, sin criticar a nadie, aceptando su mal y devolviéndole el bien, para que se dé cuenta de que puede ella también hacerlo. Las personas necesitan de ejemplos buenos, porque no saben cómo deben actuar, y han visto demasiadas películas con final feliz, allí donde en la vida real, ¡es un desastre descomunal!. Las películas normalmente se hacen para ganar dinero con ellas, no para ayudarte a disfrutar de la vida real, sino para que se vaya al cine y se pague entrada; por esto, tenlo presente, no te cojas una película como ejemplo de vida; tú debes de ser un ejemplo de vida para los demás; eso sí puedes serlo, ¡debes serlo!, y no por querer serlo, sino porque, buscando tu propio éxito, lo serás, porque el éxito viene por ser bueno, por hacer el bien y lo correcto, por cumplir con tu deber, estando siempre a bien con los diez mandamientos de la Ley de Dios; porque dime, ¿qué de malo hay en el cumplimiento de los diez mandamientos? Nada, todo es bueno y ayuda a hacer el bien y a relacionarse unos con otros, aceptando a cada quien como es, protegiéndose de su imperfección, siguiendo la Ley de Dios, y dando buen ejemplo; por lo mismo, por seguir la Ley de Dios, que de todos saca lo mejor que Dios puso allí, en ti, en esta alma que eres también, además de cuerpo. Decide qué quieres de tu vida, decídelo bien y sigue tu ruta, ¡no te apartes de ella, si es buena, a menos que no veas algo mejor!, porque la vida te irá dando sus alegrías, y podrás reír feliz de decidir ser ¡EL MEJOR!

Mal y bien

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Habla primero contigo mismo, y si lo crees bueno y prudente, luego lo comentas a quien le pueda hacer un bien tus pensamientos, porque las palabras siempre tienen que salir de ti para hacer el bien; si no pudieras hacer el bien con ellas, entonces no las digas, porque las palabras inducen a hechos, y si las palabras afectan mal, los hechos que se devendrán de ellas serán malos. Hay bromas que mejor no las hagas, aunque sean para divertir, porque quizás tú estás en un momento feliz, pero quien te escuche puede que pase por algún calvario personal, y entonces todo lo que le digas se lo tomará a mal. Entonces piensas; “¿es que uno no se puede divertir?”. A costa de otros, ¡nooo!, jamás de los jamases; esa diversión es malsana, hace daño, y todo daño que hagas, regresará a ti. Disfruta de otras cosas, disfruta de la paz en tus relaciones con los demás. Claro que eso no da una euforia divertida, pero da la felicidad íntima y perdurable. La paz está reñida con la felicidad explosiva, con esas bromas que son críticas despiadadas de una triste realidad del poco éxito de los demás. El buen humor es algo distinto; el buen humor es esa alegría juguetona que en tu interior te revoluciona para disfrutar de la vida, sean cuales sean las consecuencias en que atraviese tu existencia; el buen humor es como despegar del suelo, sin volar aún, porque volar es ser bueno y hacer el bien, y el buen humor es disfrutar de serlo, comprendiendo tu realidad y estando dispuesto a despegar de tu monotonía, de tu desdicha, haciendo la dicha a los demás, con las palabras y gestos que denotan buen humor, a pesar de los hechos que condicionan tu labor, esa que estás dispuesto a que sea un éxito; el buen humor es el preludio de lo bueno, es lo que hace bien a ti y a los demás, es esa sana alegría de ver lo positivo de la vida, de decidir qué vas a ganar aunque ahora estés perdiendo, o no sea todo lo positivo que quieres en tu vida; uno tiene buen humor cuando controla su interior y su exterior; el buen humor es el equilibrio entre tu yo íntimo y el personaje real que interpretas de ti mismo a imitación a Cristo, el Bueno, el que hizo siempre el bien y amaba a los niños, a los enfermos, a los que sufrían, y no los sentenciaba, aún sabiendo que sus obras eran malas, juzgando entre el bien y el mal, y juzgando, sabía que, a los que les decía “vete y no peques más”, sabía que hacían mal, no los sentenciaba, pero sí que los juzgaba, ya que al decirles que dejaran de obrar mal, es que había decidido su juicio personal, el de que obraban mal; por eso les pedía, después de hacerles un bien, ¡un milagro de su Amor!, les pedía que no volvieran a pecar, ¡eso es juzgar!, saber qué es el bien y qué es el mal, y sabiéndolo, ayudar al que se porta mal, haciéndole todo el bien que puedas hacerle, como esos milagros que Jesús les daba, que eran todo el bien que Dios puede hacer: milagros; y tú, a imitación a Cristo, debes hacer siempre el bien, aun juzgando en tu interior que, al que puedes hacerle el bien, hace el mal y peca, pero no lo sentencias a no recibir tu bien, sino que le ayudas y le dices además que no peque más, que se vaya y no peque más, porque el bien, tú, no puede vivir con el que quiere seguir pecando, porque no es bueno el ambiente del mal para que lo viva el bueno; por eso la libertad de algunos que hacen mal, hacen que los que quieren hacer el bien no estén con ellos, porque mal y bien, no pueden convivir juntos, no se avienen, y hay que buscar siempre un lugar de paz para que Dios pueda salvarte, pues en el mal vive la tentación y Dios quiere que te apartes de ella, y puede que tengas que dejar padres, casa, hijos, familiares, amigos… todo por no pecar, todo para tener éxito, porque el que peca no tiene éxito; el pecado, el no hacer lo bueno, lo correcto, es un GRAN FRACASO; y tú, que quieres el éxito en toda tu vida, sabes bien que jamás un mal puede reportarte un éxito, porque jamás es un éxito no hacer lo bueno, lo correcto.

La persona de éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: La persona de éxito es la que tiene éxito en las cosas, en cada cosa que, durante el día, va superando, haciendo el bien y lo correcto, haciendo su currículum perfecto, el de afrontar sus acontecimientos pudiendo aplicar siempre su voluntad; ¡ése gana!, el que hace lo que quiere hacer en cada momento, ¡el que es libre momento a momento; ése tiene éxito!, porque el triunfo es una cosa semejante pero distinta del éxito, yo te hablo del éxito; no sólo del triunfo, sino del éxito total, global, en tu vida; ése sí que lo puedes lograr, ese vivir en paz siempre, pase lo que pase, ese hacer siempre lo correcto, aunque los demás no lo hagan, incluso no lo hagan en tu presencia, en tu propia cara, y te agredan y te insulten para que dejes tu voluntad de ser bueno y hacer las cosas bien. Por ejemplo, la de sacar un producto a la venta con las óptimas cualidades, aunque no puedas abaratarlo porque tus rivales comerciales lo tengan a mejor precio, pero abusando del consumidor, al que no le ofrecen lo mejor, sino un engaño para ganar dinero y dinero rápido; tan rápido que, de la misma manera que entra, se pierde, porque al cliente le puedes engañar una vez, pero no siempre; y es mejor darle lo mejor y tenerlo como cliente de por vida; ¿no crees?… Las grandes riquezas comerciales, se han hecho por dar lo bueno, lo mejor y a bajos precios, aunque ganando menos; por tener clientes fieles a lo bueno, te llevan al éxito duradero, no una temporada, sino toda tu vida. Lo mismo si das lo mejor de ti en tu matrimonio, en tus relaciones sociales, porque todos quieren lo mejor de ti, y quien recibe lo mediocre de otro, acaba aburriéndose de no recibir el 100% y abandona a la persona, a las personas, que no lo respetan dándole migajas, entregándole lo mediocre, sin el esfuerzo de darle lo mejor de sí mismo; entonces ven que no los quieren de verdad, porque en la verdad está el deseo de lo mejor. Tú puedes tener defectos, defectos que aún no has superado, pero todos pueden ver y ven tu lucha por superarlos, ¿cómo?; pidiéndoles perdón humildemente, por no haber hecho lo bueno, lo correcto, por haberte dejado llevar por el temperamento y no por el carácter. La gente ve que luchas, ve que luchas cuando ve que le eres fiel, cuando hablas bien de ellos y cuando superas sus defectos con tus virtudes. Voy a repetir esto último, porque es lo que hay que hacer, supera los defectos de los demás con tus virtudes; suple los defectos de los demás con tus virtudes. Triunfa, ¡ten éxito!, con un carácter bien formado, con la disciplina de la persona de bien, que puede vivir la mortificación de aceptar los defectos de los demás, sacrificándose por una vida, una relación, de paz. ¡El éxito lo haces tuyo, cuando controlas tus cosas, cuando controlas tu persona, por unirte interiormente a la Divinidad, que es Dios que vive en ti, y contigo te da el éxito para triunfar!

El miedo

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Tener miedo es algo normal, y enfrentarse a él es lo natural. Uno tiene miedo, analiza las causas y las comenta consigo mismo, en intimidad con Dios; si es necesario, pide consejo a otros sobre la cuestión que le da miedo, y con la información, lo afronta y decide qué hacer para lograr vivir en paz. Porque el miedo quita la paz, es la alarma de que algo pasa o va a pasar. Siempre hay que hacer caso a la alarma del miedo, que suena en nuestro interior avisándonos de que hay que revisar algo en concreto, que hay que informarse de esto que nos produce ese miedo natural de aviso. Al miedo no hay que tenerle miedo, al contrario, es una bendición esa alarma de aviso. Jesús, Dios, tuvo miedo la noche de su calvario, y le avisó el miedo de que iban a traicionarlo, y oró, se preparó para enfrentarse con paz a los acontecimientos que, por los otros y su libertad, le entregaban como vivencia en su vida. Y, ¡cuántas veces el miedo nos avisa de unos socios, de unos amigos, de unos hijos, de unos padres, de unos familiares, de un cónyuge que nos va a traicionar!, y por el miedo podemos afrontar el peligro de esa agresión a nuestra propia libertad. El miedo siempre es bienvenido. Tú no tengas miedo al miedo, al contrario, cuando tengas miedo, ponte en oración y pide consejo a Dios Espíritu Santo, consejo y su protección, y con raciocinio, busca, indaga ese aviso, esa alarma que el miedo te da, porque el miedo te da ventajas, como la de prepararte para superar eso que te produce miedo. Así que nada de tener miedo al miedo, ¡al contrario!, sé realista y dale las gracias al miedo que te avisa de que van a ir contra tu libertad, que algo está pasando o va a pasar y que no es lo que tú quisieras, y ¡prepárate para ello!, tenlo en cuenta y da gracias a ese miedo que tienes porque será el que, al afrontarlo, te llevará al éxito de este fracaso que se te avecina y del cual, el miedo te avisa. ¡Deja que el miedo te avise de que algo está pasando o pasará!; la vida de paz es consecuencia de unas buenas estrategias para tener en tu vida lo que decidas y quieras, lo que desees y pidas por ello a Dios, que todo lo puede. Enfréntate al miedo y vive la paz en tu vida.

Hazte socio de Dios

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hay pocos que crean que se merecen triunfar y tener éxito, porque como han hecho muchas cosas mal, creen que por haber hecho las cosas mal, no se merecen el bien. Y en parte es así, es normal que uno piense esto, porque lo natural es recibir bien por bien y no bien por mal. Leamos el Salmo 1, ese que alaba al que nunca ha ido con malos y nunca ha hecho el mal, pero, pocas personas han actuado así. Y sigamos siendo sinceros y diciendo la verdad. Sabemos que Dios nos Ama y nos perdona SIEMPRE y que nos quiere dar todo lo que le pidamos, y leemos en los Evangelios, una y otra vez, que Jesús, Dios, decía: “¿Qué quieres de Mí?” …Dios puede cambiar tu vida, todo tu entorno, todas tus cosas, porque te haces socio de quien no ha hecho nunca el mal, con quien siempre ha sido bueno, ¡con el Rey de Cielos y tierra!, y con un socio así, ¡el éxito es seguro! Todos saben que para tener un posible éxito, si uno se une a un socio capitalista, a un socio que entiende del negocio con el que quiere tener éxito, tiene ventajas; la vida comercial le será más fácil, podrán afrontar los gastos con la tranquilidad que da el capital, el dinero que el socio capitalista aporta a la sociedad, así como tendrá más clientes y buenos proveedores por el buen nombre del socio, y los bancos siempre estarán dispuestos a darles buenos créditos a bajo interés porque saben que tu socio es una persona de confianza y que viene respaldada por el dinero, la buena fama y su carácter perfecto, que hará que vuestras relaciones sean cordiales y fructíferas. ¡Quién tuviera un socio así! Pues puedes tenerlo, ¡y gratis!, porque mejor que Dios mismo, ¡nadie!, así que entra en ti mismo y únete allí al Dios que te creó por amor, que te salva por tu fe y las obras que demuestran que realmente y verdaderamente crees en Él, y estas obras son tus éxitos en el bien y lo bueno. Quien triunfa mientras va luchando por el éxito, éste disfruta de la vida, momento a momento, porque en cada momento hace lo correcto, y hacer el bien pudiendo hacer el mal, ¡esto es un éxito! Haz tu vida llena de éxitos, por ser bueno y hacer el bien, como manera de vida para recibir lo que das. Y hazte socio de quien siempre ha sido bueno, ¡Dios!, y Él suple todos tus errores pasados, te levanta de todas tus flaquezas, aprendes de su vida, e imitándole, imitando a Jesús, Dios, te unes en sociedad indisoluble por la voluntad de vivir tu fe; y con las nuevas obras de la misma, suples todo lo anterior y das a los demás tu unidad con Dios, y ellos notan que no estás solo, sino que Dios y tú sois un todo en la voluntad de hacer el bien y lo correcto, por propia voluntad de cambiar de vida, desde el momento en que te asocias con la Santísima Trinidad, un solo Dios, Jesús.

Empieza con lo que tengas

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Se habla demasiado, y demasiado mal. El hombre, la persona, al ser racional, es más natural, hablar con Dios en su interior, que ir propagando los pensamientos a todos, para que así los planes se desbaraten, porque quien dice algo en voz alta, un propósito, por la voz, a veces ya lo cree cumplido, y luego, posiblemente no lo hace, o no tiene el entusiasmo que da el secreto. ¿Verdad que es agradable que te cuenten un secreto?, pues haz lo mismo, cuéntate un secreto a ti mismo, mientras lo vas contando a Dios. Y ve meditándolo, ayudado por tu imaginación, y también por la información que busques y encuentres sobre él, sobre este deseo tuyo y cómo es, y cómo conseguirlo, pero primero cómo es. Por ejemplo, si quieres vender manzanas, ve al campo y busca un manzano silvestre, luego uno de plantación, y míralo, obsérvalo, huélelo, tócalo, míralo en las cuatro estaciones, y conócelo a fondo; conoce todo sobre las manzanas y el manzano, y el terreno y las lluvias… todo. Aprende y medita y decide hacer lo mejor, pero lo mejor de lo mejor, y empieza con lo que tengas; si sólo tienes una semilla para un manzano, empieza con esto, y verás como los pájaros te traerán más… Este ejemplo es para que veas el proceso. Y cada descubrimiento compártelo con Dios, porque a Dios, tu socio, le agrada que seas astuto; lo dijo: “sed astutos como serpientes y buenos como palomas”, porque para hacer un negocio, para hacer tu negocio, o planear tu boda con la persona de tus sueños, o planificar tu salud, o tus buenas relaciones con todos, pues, para todo esto necesitas de Dios, que lo sabe todo de todos y de ti, y siendo Él el Camino, no fallarás por extraviarte; y siendo Él la Verdad, no fallarás por errores; y siendo Él la Vida, tendrás éxito allí donde murió todo, donde todo fracasó, porque el éxito es vida y vida plena en la tierra y en el Cielo.

Los fracasos

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Y, ¿qué ocurre con los fracasos?; pues eso, que hay dolor en ellos, que hay sufrimiento en ellos, y que son tuyos; por lo cual, tienes que aceptarlos, afrontarlos, mirarlos cara a cara y decidir qué vas a hacer con ellos. Porque están ahí, y debes aceptarlos y, dentro de lo negativo, porque el mal existe, ¡todos lo sabemos!, pues, de lo negativo, tienes que hacer como hace Dios; y ¿qué hace Dios?; Dios siempre te da a ti y a todos una nueva oportunidad, y cuando dice: “no te digo siete veces, sino setenta veces siete”, son las veces que hay que perdonar a los demás; y como tú eres un igual a los demás, como debes amarte como a los demás, pues eso, a ti mismo también te tienes que perdonar setenta veces siete, al igual que a los demás; aunque a ti no puedes dejarte, porque tú siempre vas contigo mismo, así que tú debes de cambiarte para que no se repita la situación, para que el fracaso te abandone; para que el éxito llegue, lo más rápido y eficaz es HACER EL BIEN SIN MIRAR A QUIEN, es decir, a todos, a ti mismo y a todos, ¡porque sí!, porque es la estrategia mejor para que triunfes, para que tengas éxito allí donde fracasaste, por ti o por los demás, o por ti y los demás. No importa quién haya sido el que no hizo las cosas bien, lo importante es que ahora tú, ¡tú!, las vas a hacer bien. ¡Vas a coger el timón de ti mismo, vas a meditar todo lo que haces, aunque sea la manera de levantar tu vaso al beber, o en decir los buenos días… sea lo que sea, tú entra en ti mismo y disfruta de hablarlo con Dios, porque, ¿cómo vas a hablarlo tú solo teniendo a Dios contigo?; nada, nada, tú a dialogar con Dios, dentro de ti, sin mover los labios, dentro de tu corazón; allí, a buenas con el Hacedor, le cuentas tus planes, le hablas de ti y le pides consejo. Y, ¿contesta Dios? Sí, pero no como tú y yo, Dios contesta al hacerte pensar algo que te ayudará, o al escuchar una conversación en la que comentan esa solución que necesitas, o en las páginas de un libro, o en las palabras de un niño, o en las circunstancias de la misma vida. A eso se le llama la acción de la Divina Providencia.

El “Gran Secreto”

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Porque el éxito, aunque lo decimos en singular, si no es plural, es un pobre éxito, que no nos da alegría ni dicha, ni nada. Es más, ¡cuántos han triunfado en algo, y ese mismo día se sienten los más fracasados! Tantos. Tantos hay que, por un día de éxito, venden su alma al Diablo, y nunca disfrutan de nada. Por eso, vamos a lo de siempre, al bien, a ser bueno, a hacer lo correcto y lo perfecto. A conocer bien el tema en lo que quieres tener éxito, sea el económico, sea en el físico, sea en el de las relaciones con los demás, sea el espiritual y sobre todo, aquí voy a decirte el Gran Secreto, y es que el éxito lo obtendrás cuando tus relaciones con Dios sean perfectas; sólo así vas a tener éxito en todo lo demás. Algunos lo llaman “Mente Superior”, otros Dios, o “el Yo”, en mayúsculas, o ese Ser superior, o “El que Es”… pero los católicos tenemos ventajas, porque sabemos su nombre de andar por la tierra, y su nombre es Jesús, es Cristo, es el Mesías, que TODOS sabían que vendría a este mundo a dar un Paraíso a los deseosos de Paz y que forman su Pueblo Elegido. Todo esto ha estado y está escrito; bien-bien, no es un secreto, es la Verdad del Universo, la Verdad Universal, la Católica, la que Dios reveló a los hombres y que, llegado el tiempo, Dios se hizo Hombre, y se llama Jesús. Y si Dios pudo hacer esto, ¡y lo hizo!, Dios mismo puede también hacer contigo lo que quieras y se lo pidas y sea bueno. Y tenemos la experiencia Bíblica de tantas personas que le pidieron cosas imposibles para ellos mismos hacer, como curarse, e imposibles para otros, que no los curaron; y Dios, allí donde todos fracasaron, ¡Él ganó!; léelo en los Evangelios, y vive tu fe y pide, desea y pide. ¡Sueña!, y asóciate con Dios. Pruébalo, no te va a costar nada, es un socio que trae su propio capital, y da siempre su firma legal, ¡porque te Ama con toda su Alma!, con todo lo que es: ¡Dios!. Únete a Dios y empieza de nuevo; si las cosas no te han ido bien, como querías, o si quieres que cambien para bien, ¡asóciate con Él, con Dios!, y ve viviendo tu día a día, unido siempre, las 24 horas del día, con Él, porque de esta unión tendrás el éxito pleno y verdadero en todo, porque Dios quiere que seas feliz en todo, con todos, incluso con los enemigos al lado, con los fracasos a la vista y las trampas de los que desean que caigas, allí escondidas. Y Dios, que ve en lo oculto, te dará el éxito a la luz de tu bondad, por tus deseos, por pedírselos, por prepararte para obtenerlos, para sacarlos tú mismo de la vida, porque es divertido trabajar para alcanzar tu éxito. Divertido en el sentido de que todo tú estás en plenas facultades cuando luchas por lo que quieres, pero, ¿qué quieres?… Dios espera que se lo digas, y no por escrito, sino en oración íntima, como un secreto tuyo con el Amo, el Dueño del Mundo: Dios Uno y Trino.