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Archivo por meses: agosto 2023 - 2. página

El paraíso perdido

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Ese Paraíso perdido, tu naturaleza lo recuerda; allí la supervivencia era vida, allí los días no tenían tiempo y aún así, se vivía con los hechos, por los hechos. Lamentablemente, el Paraíso lo tenemos aún perdido, y aquí en la tierra sigue y seguirá perdido, porque no es de esta naturaleza, es de otra, la que no conoce la muerte ni la decadencia; allí todo es perfecto, como perfecto es vivir sin tiempo, en esta eternidad que nos espera cuando la muerte haga callar al cuerpo y se vaya esa alma que también somos, al Cielo o al Infierno, al sí o al no; al sí de ser semejantes a Dios en el bien y ser buenos, o al no que el Ángel caído, Satanás, y sus secuaces, le dijeron a Dios, de no querer servirle en el tener que ocuparse de nosotros y no en sus cosas solamente. Lo mismo decidimos nosotros, cada uno de nosotros, tú mismo, porque en este mundo se decide si servir a Dios con un sí, o con un no, negarle querer ser como nos creó, libres para servirle y servirnos unos a otros; porque el mundo es de todos, para todos, y todos nos necesitamos unos a otros, como el enfermo necesita del doctor, el hijo de la madre, y el esposo de la esposa, para seguir viviendo, cada vez mejor, en esta tierra, que es de todos, y que los sueños de cada uno, harán del mismo, del mundo, un mundo mejor, si siempre van unidos en hacer el bien y lo bueno, lo correcto de cumplir fielmente con el deber de cada quien, porque tú tienes un deber que te es propio, el de cubrir tus necesidades y ayudar a otros, a los niños, a los débiles, enfermos o ancianos, a tener una vida digna, en la que sus necesidades básicas estén cubiertas, porque el cuerpo tiene sus propias necesidades, y la decencia es parte de ellas, porque ser decente es proteger tu cuerpo de los ataques de los indecentes, de los que no tienen escrúpulos ni moral, y te ven como un objeto o como un animal, siendo persona como eres, con entendimiento, sentimientos e inteligencia, que hacen de ti un ser libre de decidir cómo actuar y dominar en ti mismo lo que puede dañarte o dañar a los demás, si siendo egoísta o dándote al instinto animal, no te dominas el cuerpo, que perece, por el bien de tu alma inmortal que es salida de Dios, y siendo de Él, está preparada para ser buena, como también el cuerpo puede serlo, porque también fue creado por Él, por Dios; pero el cuerpo pasó el proceso del pecado original, y en cambio, el alma sigue siempre dada en el mismo momento en que empieza a formarse el cuerpo; es tal su armonía, que no se sabe si es primero el alma o el cuerpo, lo que te hace persona; algunos dicen que el alma, otros dicen el cuerpo, lo cierto es que el cuerpo muere y el alma sigue viviendo; aún hay mucho para entender el proceso de la vida, pero lo cierto, la verdad, es que la bondad siempre será positiva, la bondad siempre te unirá a lo que Dios es, que es bueno, porque todo lo hizo bien, sólo que su propia creación, los ángeles, algunos, se le sublevaron, y por ellos, la persona fue tentada, cayendo en la mala tentación del que se sublevó a Dios, perdiendo así la Gracia, que le daba el poder de ser inmortal y tener una existencia feliz, sin dolor ni penas, como la que tienen las almas buenas, guardándose aquí, en la tierra, de pecar, o si pecan, teniendo la humildad de irse a confesar y pedir perdón por la traición de no hacer el bien y lo bueno, como Dios quiere y pide a todos, que así llevemos a cabo nuestra vida, con una conducta digna de recibir el Amor de un Dios que se entrega, pasada la muerte, en la Vida Eterna del Cielo, el Reino de Dios; donde el Amor, la dicha y la alegría llenan el alma de los que saben dominar su cuerpo y no entregarse con él, a hacer el mal en vez del bien, como hace, hizo y hará, el Sumo Bien.

Qué es la moral

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: La moral, ¿qué es?… En todo lo que se hace y puede hacerse en este mundo, hay el bien o el mal, el sí o el no, lo justo o lo injusto, lo lícito o lo ilícito. Si te riges por los diez mandamientos de la Ley de Dios, tendrás más talento que la mayoría de personas que viven sin normas. Las normas, en este mundo, existen, están presentes en la sociedad, en la familia, en las escuelas, las fábricas, las empresas, los despachos; en estar de alquiler, al conducir un auto, operar a un paciente, escribir un documento, al cocinar; en el gastar, porque sin dinero no puedes comprar; incluso hay normas en tu cuerpo: debes dormir, debes comer, debes amar y ser amado, para poder ser un buen ser humano. Y todo lo que desequilibre la armonía de la vida, es un mal, y todo lo que contribuya a la armonía misma para que siga, es un bien. La pasión, si no se controla, puede descontrolar la armonía familiar, la armonía personal, la armonía cívica, porque la pasión, ese deseo que el cuerpo desea, sea pasión sexual, sea pasión de poseer, algunas veces, incluso lo que otros tienen, no es buena. La pasión debe canalizarse, se le debe enseñar lo que sí que le vas a dar y lo que no podrás permitir que te exija; porque el cuerpo, por sí solo, tiene sus propios deseos y necesidades, que la persona puede y debe enseñarse a sí mismo a darle lo que realmente sea bueno para él, o sea, para ti mismo; porque alma somos, que dentro de un cuerpo vivimos aquí, en el planeta tierra, donde debemos usar de él para vivir el tiempo y ocuparnos de mantenernos con vida, porque vivir es la condición humana de todo ser humano, de todo ser viviente, de toda planta o semilla. La moral es la norma que rige lo racional, el ser seres racionales y no animales. Las personas podemos construir un mundo mejor, a medida que pase el tiempo, y eso vemos que se ha hecho y se hace y se debe seguir haciendo, pero algunas personas son tan, digamos, primarias, que dejan a la pasión, dominar a la razón, y se vuelven irrazonables, y por lo cual, no tienen moral y pierden el rumbo de sus verdaderos intereses. La moral es seguir una serie de normas que te ayudan a vivir bien a ti y a todos, porque son normas éticas que permiten que cada yo viva en nosotros, y formemos un mundo colectivo donde la relación y la sociabilidad, sean de un trato agradable, donde pueda confiar uno en los demás, y los demás en uno; y los líderes son eso, personas en quien uno confía, de quien uno se fía, y pone en manos de ellos, su empresa, su dinero, el prestigio de su nombre, para que los represente, y haciendo de jefe, ahora llamados ejecutivos, tengan a su cargo personas con el carácter adecuado para hacer rendir más y mejor la empresa, el negocio; para hacerlo próspero, y prosperar no sólo en el tiempo, sino en la eficiencia comercial. También necesitas un buen economista entendido en finanzas, además del abogado, que ya alguna vez te lo he recordado. La empresa es como un país, es como una familia, que debe vivir bien e ir prosperando y creciendo con el tiempo. Sin moral, un país, una familia, una empresa, va perdiendo su prestigio, por su infidelidad a las normas que rigen la buena convivencia, y se puede llegar a una guerra, a una crisis económica, a los pleitos entre familias, y a las quiebras económicas; a todo esto estás expuesto, si no eres una persona de honor, si no tienes moralidad, si la tienes por algunas cosas sí y otras no, porque las normas hay que cumplirlas todas, para el buen funcionamiento tuyo como persona; son como los diez mandamientos de la Ley de Dios, que están inscritos en nuestros corazones; y la buena conciencia, es el fiscal que decide si haces bien o mal, si actúas moralmente o dejándote llevar por la pasión instintiva de vivir una vida de placer, sin querer saber nada de que tú debes ocuparte de ti mismo, que debes mantenerte, comiendo y bebiendo, durmiendo y trabajando, porque trabajar es también una condición humana, la primera que nos lleva a ser independientes, a poder sentirnos fuertes, sabiendo que uno mismo, a sí mismo puede darse su sustento y abrigo; por eso es necesario que cada quien se prepare para poder recibir de su trabajo todo lo necesario, e incluso, es importante que ayude a otros a ser dignos de vivir con lo que necesita para sobrevivir en este mundo, en esta tierra plena de riquezas que deberían estar bien repartidas y que podríamos adelantar más en esto, si tú te involucras en el proceso de cumplir con tu misión y dar de ti lo mejor, para que este mundo sea un mundo donde la inmoralidad deje de violar la ley de justicia, que cada quien tiene dentro de él, y la sabe, sobre todo cuando es cuestión de sí mismo. Y todos formamos un todo con Dios, porque tus cualidades, unidas a las de otros, pueden hacer un mundo mejor, dando Gloria a Dios, que nos creó, que creó la tierra y el cielo, que creó a la persona, a ti; porque nada no sale de nada, y al Todopoderoso que lo hizo todo, lo llamamos Dios, y este Dios es el mismo que te Ama y te dio alma, formando tu cuerpo en las entrañas de tu madre, de lo femenino, fecundado por lo masculino. La vida, cuando se sabe de qué va, la puedes disfrutar más y mejor, y la vida va de Amor, el Amor con que Dios ama su creación, y en ella puso su esencia para que viva, para que tenga esa armonía de la moral; y si falla la moral, se pierde el ritmo de la vida, se desborda la pasión, que no entiende de la razón, y tu vida se hace irracionable, llevando al caos lo que ha dejado de ser regido por la voluntad de Dios, que Él es bueno y siempre hace, hizo y hará el bien, lo moralmente encomiable; así que a ti te toca decidir el unirte a Dios y hacer como Él hace, hizo y hará, y dominando tu pasión, te propongas cumplir la moral, que hará que las cosas sigan el rumbo adecuado para crecer y vivir en el tiempo terreno, que conduce a todo y todos a un principio y fin de todo lo que está aquí; incluso las piedras tienen su tiempo, digamos de vida, porque el paso del tiempo las erosiona, con el calor del sol, y degrada su materia primera de fuerza compacta. Hay un tiempo en la tierra, como hay una moral, les guste o no a todos, pero es así, como así es que todos formamos parte del mismo Dios que nos creó y nos dio el Paraíso que perdimos.

Saber discernir y esperar

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Hay muchos que quieren dinero, quieren pareja, quieren una persona amiga… saben lo que quieren, pero NO CÓMO LO QUIEREN; y el primer billete, la primera persona que les atrae, el primer ser humano que les habla, creen que es la manera de ganar dinero, la persona elegida para compartir la vida, la amistad que les ayudará en fidelidad, y se engañan, porque, como dice el refrán popular; “no es oro todo lo que reluce“. Así que hay que saber cómo quieres ganar dinero, en qué deseas dedicar tu tiempo en la labor de ganar dinero, en qué quieres dar algo de ti a cambio de dinero, porque hay muchas maneras de recibir dinero y no todas son dignas, sino que hay maneras muy indignas de acceder al capital, porque hay quien se deja utilizar, y nadie tiene por qué utilizarte, ni tú tienes por qué utilizar a los demás, sino que hay que dar y recibir, dar con honor y recibir con honor, con esa dignidad moral de ser persona, de dar lo mejor de ti y querer lo mejor de otro; el éxito no está en las medianías, sino en la entrega total de dar todo lo mejor que tengas, de todo el bien que puedas hacer, de toda la bondad que puedas dar, porque tú tienes esa capacidad dentro de ti, la de ser bueno y hacer el bien y lo correcto; la de cumplir los diez Mandamientos de la Ley de Dios, esos que regulan el intercambio social y afectivo, de comunicarte con los demás y recibir su comunicación, en la más perfecta perfección, que es en el cumplimiento fiel de la Ley de Dios. No hay nada en ella que no sea grato a los demás o a ti mismo. Difícil, no niego que es difícil, y para algunos, más, porque quizás no les han enseñado, de pequeños, a dar lo mejor de sí mismos, y se han encontrado ahora, de adultos, con muchos desprecios y disgustos que, de haber ellos cumplido con la ley natural y la Ley de Dios, que está muy bien explicada, ahora tendrían éxito allí donde fracasaron; pero siempre es tiempo de primavera, de empezar una nueva experiencia de vida, la del perdón, la de perdonarse a sí mismo y a los demás, recordando, y sabiendo comprender, que se era, en algunas cosas, ignorante de la Ley, y por lo cual, no la cumplió, y en otras, era ignorante de esa fuerza que reside en la bondad, en el deseo de dar lo mejor de ti a la vida, a los demás, esa fuerza de voluntad para hacer el bien, para ser bueno y aceptar el mal y lo malo dando siempre la cara al viento, aun habiendo tormenta y tempestad, porque teniendo la calma interior de saber lo que quieres hacer, y haciendo lo correcto, puede venir un tifón, y tú seguir de pie, ante el timón que guarda tu alma de la perdición, y serena tu cuerpo de la mala tentación, por creer en las prioridades, en que es mejor dar que perder, y se pierde cuando uno guarda la fuerza de la bondad, porque nadie puede resistir siempre la bondad de tu deber de hacer el bien y lo bueno, lo correcto de cumplir con tu deber: ser bueno. Decide cómo tener éxito ganando tu dinero, cómo tener éxito eligiendo el mejor cónyuge para ti, cómo tener éxito compartiendo la buena y sana amistad de darse a los demás en el compañerismo; que la buena amistad, es ese compañerismo de la sinceridad y el perdón, que cada uno da al otro, dejándolo ser él mismo en sí mismo, y alimentándolo a dar lo mejor de sí mismo, por ser un buen amigo; que no es lo mismo un amigo que un novio, el amigo deja libre, el novio quiere ser exclusivo para ti, no puede compartirte porque quiere llegar a la boda, a la entrega total de sí mismo en el sí de ambos, ante Dios, que bendice a los cónyuges y hace un sacramento de su amor mutuo y libre, entregado para siempre, en la fidelidad de una vida con hijos, y ayuda mutua a la santidad; que es ser bueno el uno con el otro y los dos con Dios, al que han prometido un amor eterno en los dos para Dios. Y Dios bendice a los matrimonios que son capaces de vivir la fe, dar esperanza y hacer toda labor con caridad, para que el mundo sea mejor y así ellos tengan su éxito como familia, como Iglesia Doméstica, donde reinan el bien y lo bueno, haciendo lo correcto, que es cumplir con el deber de amar y amarse, de dar y darse, de aceptar recibir, y comprender y ayudar y ¡servir! Todo es posible en una familia de fe, porque allí donde hay dos, que están unidos en las buenas y en las malas que la vida da, reciben de Dios la felicidad en los momentos de alegría y la misericordia en los momentos de dolor; Dios mismo consuela de las faltas y errores que cada uno hace al otro, y los dos a la vida misma, porque Dios ama la intención y el deseo bueno del corazón de dos esposos que viven el uno para el otro, y ambos para los hijos, los padres de los dos, la familia y los amigos, vecinos, compañeros, y a todos los que tienen ocasión de encontrarse, mientras viven y se mueven en esta tierra, donde la paz se consigue luchando con uno mismo para el éxito de tener lo mejor, por dar lo mejor y esperar con fervor; ser receptores y portadores de la bondad, que siempre alegra a los demás. Aun los malos, que se burlan de la bondad de los buenos, notan su influencia en ellos, y sienten que quieren destrozar esa bondad; por eso, algunos que no hacen el bien, se hacen amigos de los buenos para destruirlos; por eso, siempre hay que elegir cómo servir, cómo deseas recibir el dinero o el amor o la amistad, porque en la calidad está la felicidad, más que en lo más accesible; por eso, espera, si aún no tienes dinero; no lo obtengas malamente, como tampoco aceptes un amor a primera vista, o porque no hay nada mejor a la vista; tú espera, porque hay en esta tierra, una persona semejante a ti, que te busca, y si es como tú, esperará a encontrarte; por eso, no te unas con prisas, sino que debes esperar a encontrar ese ideal que tienes en mente, un ideal conseguible, es decir, una persona semejante a ti, que tú eres conseguible, es decir, vives, ¡existes! Y lo mismo te digo de la amistad; es bueno tener amigos de verdad, y el tiempo es primordial en la amistad; no hay buena amistad si no ha pasado la prueba del tiempo. Todo éxito que quieras, es conseguible, Dios te lo da, pero debes saber obtenerlo y valorarlo, y saber discernir lo bueno de lo malo; no caigas en el error de muchos, de confundir dinero con capital, ni amor por sólo pasión, ni amistad por compañerismo; hay mucha diferencia; el capital son monedas para comprar, el dinero es intercambio de bienes, sea en trabajo como en mercancía; el amor es amar a la persona integralmente: cuerpo y alma, carácter, personalidad y sus circunstancias y familia, que siempre va la familia incluida en el matrimonio; y tarde o temprano saldrán los hermanos, los padres y demás familia, a interceder en vuestras vidas; eso es así, y si quieres ser feliz, tenlo en cuenta, y haz planes para dar lo mejor de ti y protegerte a ti y a tu familia de los que aún no han aprendido a hacer siempre el bien y lo bueno, lo correcto. Y en cuanto a la amistad, igual, la amistad jamás se busca; el amor romántico sí que lo puedes buscar, pero la amistad viene dada por las circunstancias; nadie pone un cartel que dice: “quiero un amigo, busco amistad”, porque en la amistad, tiene que haber empatía y circunstancias en donde puedas entregar y recibir tiempo de mutua compañía. El amor puede buscarse lejos de ti y acercarlo con las circunstancias de un noviazgo bueno, para conoceros y ver la posibilidad de amaros. No quieras ser amiga de un novio, o amigo de una novia; no hay amistad en el amor, porque hay mucha pasión y celos, si es auténtico; el amor que lleva a prometerse ante el altar mutua fidelidad, es exclusivo y no va por el camino de ser amigos, sino que se tiene muy claro que uno es masculino y la otra femenina, porque el amor conyugal va a la descendencia, y siempre se hacen los hijos por la unión de dos sexos distintos; por eso, si amas a una persona para llevarla al altar, jamás hay amistad, es otra cosa el amor, el amor es más que amistad.

Lazos de sangre

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Es preciso que, para triunfar, sepas vivir la pobreza; porque tienes que ahorrar, no puedes malgastar, aunque sea en lo lícito, todo el capital que te entra; tienes que tener un plan de ingresos, de gastos y de ahorros; no te digo, como muchos dicen, que debes dar dinero por caridad, porque si estás empezando a labrar tu porvenir, el primero que necesita de su dinero eres tú; pero sí te digo que hagas algo por los demás, algo salido de ti, que eso es más fructífero que dar dinero; puedes visitar a enfermos, a niños, a ancianos, puedes escribirles cartas, que nadie les manda, de puño y letra, porque la caridad primera es la ESPERANZA; si sabes dar esperanza, tendrás esperanza, y ella te mantendrá en forma. No te olvides nunca de tu familia, busca entre tu familia a quien necesite compañía, quizás tus abuelos, o tus padres, quizás tus hermanos, primos, tíos, o hijos… Empieza ayudando a tu familia, sobre todo a tu familia; aunque no quieran, tú puedes ayudarlos sin que lo sepan, soportando sus críticas, aguantando su mal humor; ¡hay tantas cosas que puedes hacer por la familia!, y es importante que lo hagas, porque los lazos de sangre existen, hay realmente un vínculo de sangre, por el que los descendientes reciben de lo que los antepasados han hecho. Así que procura tu éxito no desatendiendo a la familia; tienes que ser sal, ¡eso es bien cierto!, y tienes que ser luz, eso también es verdad. Para prosperar en tu éxito, vas a tener que hacer unos ajustes de conducta que quizás nadie te ha enseñado, pero que son de la más pura lógica para ser un próspero ser humano. Y cuando tengas dinero, ¡que lo tendrás!, luego sí que debes dar algo a los demás, empezando por la familia, para su bienestar, porque si tu familia está bien, tú también lo estarás, porque sois parte de una misma sangre. ¿Cuánto dinero debes dar?, eso depende, porque habrá temporadas que necesitarán más de ti, porque, por ejemplo, alguien de tu familia está sufriendo por falta de trabajo o por enfermedad; entonces necesitará una cantidad; dale lo que puedas y lo que quieras; sabes bien que tú tienes tu propia conexión personal con Dios, pues, con Él lo decides; y si estás casado, lo consultas con tu cónyuge, que no por hacer caridad, pongas enemistad en tu casa; por eso elige para casarte una persona muy semejante a ti, que crea en la bondad, que practique la caridad. En cuestión de educar a tus hijos, ellos, SIEMPRE tienen que ganarse la paga semanal, porque les enseñas que la vida nunca da nada por nada, y los preparas para que no tengan futuros desengaños, como pasan los de la generación del capitalismo; ahora toca hacer un nuevo mundo, un mundo mejor, el mundo de la sabiduría, que diferencia entre el bien y el mal, y tus hijos deben saber cumplir con su deber, el deber primario de cuidarse y cuidar de lo suyo, de su persona y cosas, como de las personas y cosas de la familia; así que enseña a tus hijos que reciben, si dan, si dan lo mejor de sí mismos, no sólo en las obras sino también en las palabras; que empiecen, cuanto antes, a respetar a los demás, a dejar a las personas, libres, y en esa libertad, aguantar que, a veces, la gente es tentada y es débil, y a veces tiene mal humor, o sufre por algún desamor y hace mala cara; ¡pues ellos que den su mejor cara!, tienen que aprender lo que es la mortificación, porque somos personas de familia, no hemos nacido en una isla; formamos parte de un hogar y nos necesitamos unos a otros, sí, porque todos formamos parte de la familia, somos familia de sangre y debemos compartir el mismo destino; por lo cual, da ventajas a los que ayudan a otros a ser mejores, a hacer el bien y lo correcto, a cumplir con su deber, porque hay un deber que hacer siempre, el de sacar de uno mismo lo mejor, aguantando lo peor de los demás, porque cada uno tiene la resistencia del amor, ese amor que recibe de Dios en la intimidad. Hagamos una familia feliz.

Un mundo mejor

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Ha llegado el tiempo, el momento de una generación que tenga éxito; ya ha pasado la generación vulnerable del relativismo; es hora de hacer un mundo mejor, de saber el bien y el mal, de confrontarlos y hacer justicia personal, y la sentencia sea una nueva personalidad, la de tener tu éxito mientras buscas lo mejor para ti, salido de ti, y con ello recibir un intercambio: dinero, por tu buen trabajo; amor, por tu amor bueno; salud, por cuidarte bien; amigos, por ser un buen amigo… y así todo lo que quieras, porque tú mismo tienes tu propia vida íntima con Dios y tu propia relación personal con Él, y es lo que hace la diferencia. Tú eres diferente, en tanto en cuanto, pidas a Dios lo que desees, trabajes bien para obtenerlo, tengas paciencia y bondad para esperarlo; y mientras esperas, tienes el éxito personal del honor, de ser una persona de honor, honorable, porque este éxito es instantáneo; el que tú te portes bien, el que tú decidas tener una vida donde el honor sea para ti una manera de vivir, en la moral, en esa dignidad moral, donde la sabiduría es la que rige tu manera de vida, donde tú mandas sobre ti mismo, jamás imponiéndote a los demás, sino que ayudándolos en todo lo que puedas, por hacer el bien y lo bueno. Ellos, todos los que entran en contacto contigo, reciben de ti, ven en ti, este honor que desprende toda tu persona, porque no entras en polémicas relativistas, tú sabes bien lo que es el bien y lo que es el mal, y te apartas del mal y valoras el bien, y haces el bien y lo bueno. Estamos a las puertas de hacer un mundo mejor, y no nos lo traerá ningún extraterrestre con nuevas filosofías o sabiduría, sino que nosotros mismos podemos y haremos este mundo nuevo, sólo cambiando nosotros mismos; no hace falta siquiera que nos reunamos, porque es Dios quien nos une a todos, al rezar cada uno a Él y pedirle los buenos anhelos de su corazón. Es Dios quien crea un vínculo espiritual, y nos reconocemos en cuanto nos vemos, por ver las obras y palabras de nuestra fe; por nuestra manera de vestir, decente, sin incitar a las pasiones sensuales y sexuales, que existen y sirven para la delicia del amor conyugal sacramental; y es bueno, y hace bien; y es romántico, saber que nos han engendrado nuestros padres, en momentos de fundirse ellos dos en amor, amor que dio fruto: nosotros. Tenemos, o tendríamos, que tener, y pueden las nuevas generaciones tener, el prestigio, el alto honor de haber nacido del amor. Yo nací del amor, mis padres se amaron y me amaron, y Dios me bendijo, siendo una hija deseada, amada, cuidada, valorada; saberme que soy yo, ¡yo!, el fruto del amor de mis padres, eso me emociona, y no puedo nada más que amarles, honrarles, bendecirles, y ser feliz con ellos; porque nací en las perfectas condiciones humanas: EL AMOR. Y así, la nueva generación, debe dar vida a sus hijos, por la maravillosa unión de amor entre los esposos, que engendran así un hijo, por ser hombre y mujer, por ser masculino y femenino, y la gracia de la feminidad, unida a la fuerza del varón, consigue, por la Gracia de Dios, tener un hijo de los dos. ¡Qué maravilla!; la vida continúa, y el hijo representa el amor con que se ama el matrimonio. En este nuevo mundo de la sabiduría, nadie hará mal, todos harán el bien y lo bueno, lo correcto, porque sabrán disfrutar de todo ello, de todo el bien que pueden crear. Cada uno es un artista, es un creador de las obras que hace, de las palabras que dice, de hacer lo que quiere hacer y hace.

Vuela alto

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: El perdón no es otra cosa que aceptar la libertad de los demás y ser bueno, hacer el bien y lo correcto, comprendiendo que no todos saben hacerlo ni quieren hacerlo. Hay quien es tentado y cae, y su orgullo y soberbia, lo hace un perdedor, “¡un gusano!”, pudiendo ser una persona brillante y llena de luz, semejante a los Ángeles de Dios, que viviendo sólo por Dios, hacen siempre todo lo que Dios espera de ellos, y ellos, cumpliendo con su deber, se dedican a servirnos; ellos, los ángeles de Dios, mucho mejores que nosotros, más perfectos que nosotros, humildemente dedican toda su vida a servirnos. Dios no nos ha dejado solos en la vida, Él nos entregó al mundo, dándonos el alma, ¡lo que somos y seremos!, y poniéndonos dentro de este vehículo, que es el cuerpo, en el momento óptimo de una unión carnal entre un hombre y una mujer que, uniéndose sexualmente, pudieron, por las condiciones físicas apropiadas, darnos ese cuerpo que el alma necesitaba para andar unos cuantos años por aquí, por la tierra, para demostrarnos y demostrar a Dios que tenemos en cuenta las cualidades que Él nos dio, los talentos que a todos nos entrega, y que, con ellos, podemos hacer, tener, nuestro éxito, el de ser perfectos; y la perfección está en hacer el bien y lo bueno, lo correcto, en el cumplimiento fiel de nuestro deber. Y para ayuda nuestra, cada uno tiene su ángel de la guarda, al que puedes pedir ayuda, ayuda para cualquier cosa buena que necesites, incluso para que te despiertes a una hora determinada, incluso para protegerte del demonio; que bien sabes que son ángeles caídos, ángeles que no quisieron servirnos, porque nos tienen por inferiores; esa fue la lucha entre ellos, los ángeles, unos no quisieron servirnos, y otros sí que quisieron, pero que sepas que también en este mundo terrenal, hay, existen, están viviendo aquí, junto a ti, junto a todos nosotros, ángeles malos y ángeles de Dios; así que no me vayas a videntes, ni brujos, porque todas esas personas pueden llevarte al caos, y ¿cómo saldrás de allí?… Jamás puedes pedir que alguien te ame a la fuerza; ¿cómo vas a querer tú que alguien te ame a la fuerza, por medio de hechizos?; tú tienes dignidad y buenas cualidades para que te amen por ti mismo. ¿Y cómo vas a tener suerte en los negocios y prosperar y tener dinero, sin trabajar, sin dar de ti lo mejor; esperando recibirlo porque sí, mediante hechizos, o queriendo que otros pierdan para que tu ganes?; ¿cómo puedes pretender tener, a base de quitar la libertad de otros, pudiendo tú mismo labrarte tu propio éxito? El mundo está repleto de riqueza; ¡cuánta está esperando a que tú decidas hacer algo bueno con ella!; quizás descubrir un nuevo medicamento, quizás repartir mejor los recursos, quizás hacer producir a la tierra nuevas fuentes de energía, de productos… puedes hacer todo lo bueno y el bien que quieras hacer, sin necesidad de nadie más que de ti mismo, tu voluntad en la libertad de unirte a Dios, el Dueño y Señor del mundo, orando en nombre de Jesús, que es Dios, para que puedas alcanzar tus deseos, eso que quieres en tu corazón y no sólo en tu mente, sino que lo deseas ardientemente, porque es algo bueno. Todo lo malo, ¡échalo de ti!, tíralo fuera de tu cuerpo, no permitas que nada malo perturbe tu felicidad, la de ser poderoso por hacer el bien y lo bueno, lo correcto; de volar alto, ¡cuánto más alto mejor!, por tu capacidad de ser grande, al hacer el bien y lo bueno, lo que es correcto, que sacas de ti mismo, y puedes hacerlo porque sí. La experiencia de hacer el bien, de ser bueno, de dar bien por mal y por bien, es una experiencia que te deseo, porque es fascinante sentir esta sensación de pura libertad, de volar al máximo de tus potencias, y ver en los ojos de otros, que te miran con gratitud, dándote el visto bueno, todos estos que sufren y son aliviados por ti, y son consolados por ti, tan sólo al ver que tú eres capaz de hacer el bien y lo bueno, lo correcto, el cumplir con tu deber, cuando otros los han machacado con sus maldades, los han enfermado, destruyéndoles, sea con palabras u obras; pero tú, tú les sanas el corazón, sólo con ser bueno y hacer el bien. Y aunque otros pueden también criticarte, porque se ven incapaces de imitarte, de imitar al que tú imitas, a Jesucristo, Dios Hijo, el Verbo, el Sello, el que da a todos la salvación, si quieren; porque si tú quieres, además de poder recibir a Dios mismo en la Comunión, puedes ser salvado, puedes ser sellado con el Sello de Dios Espíritu Santo, que libra batallas por ti, porque mientras vas haciendo el bien y lo bueno, Él lucha contra los demonios y todo lo maligno que hay en este mundo, y te protege para que seas feliz y puedas hacer el bien y lo bueno, lo correcto, aunque a veces pierdas cosas o personas, pero jamás TE PERDERÁS A TI MISMO, y mientras te tengas, podrás volver a empezar una y otra vez, y sustituir lo perdido por algo mejor, porque la experiencia te servirá para tener sabiduría y enfrentarte a la verdad, a que no todos quieren tener éxito, sino que se conforman con el triunfo, porque no saben “volar”, no saben ser buenos y hacer el bien. Hay que tener caridad con ellos, porque te lo digo en serio, no saben, porque si lo supieran, NINGUNO estaría haciendo el mal y lo malo, pudiendo disfrutar de las delicias y alegrías, de las maravillas de hacer el bien y lo correcto. Ten compasión de los malos, porque no han encontrado aún ejemplos buenos, o les han dicho que la manera de triunfar es vendiéndose, que venderse es entregarse, ser una mercancía para los demás; y tú no eres una mercancía, tú eres único, y lo único, es una obra de arte, porque, busca y verás, que nadie es igual a ti, sólo tú eres tú. ¿Ves?

La alegría de hacer el bien al mal

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Ayúdate a ti mismo, sólo tú puedes ayudarte, sólo tú puedes disfrutar de ti mismo y lo haces cuando, libremente y con voluntad, luchas contra el mal, contra la mala tentación que todos tenemos de no hacer lo correcto, pensando que nos evitaremos problemas, que llegaremos antes a la meta del triunfo; y ¡qué pobre es el triunfo, vendiendo tu alma al Diablo!; tú eres libre, libre para disfrutar de hacer el bien. Todo aquel que ha hecho alguna vez una buena obra, sabe lo que se siente, sabe que puede volar y que vuela, y sabe que no hay disfrute mayor que el de sentirse el mejor, sin mentiras ni trampas, por serlo, porque tú puedes serlo si te preparas para ello, tú puedes serlo si vives para dar lo mejor de ti. Quiero que saques lo mejor de ti, da lo mejor de ti en cada momento y a todos, ¡porque sí!, porque puedes hacerlo y lo haces; te demuestras a ti mismo que lo haces, ¡es algo maravilloso esta experiencia!; prueba, prueba a dar lo mejor de ti. Y aún es más maravillosa la experiencia de hacer un bien a quien te da un mal; sufres una barbaridad por aguantarte, notas que tus instintos quieren venganza, pero los dominas, como domina el jinete al caballo que monta y ha espoleado para darle más carrera, y eso es lo que ha pasado, esa persona que te ha dado un mal, ha espoleado tu caballo, y de este mal, harás más carrera, tendrás más fuerza, si cogiendo las riendas, sujetas la ira, el rencor, la rabia, el odio, la venganza, que son sentimientos humanos, que están ahí para que los domines y te sirvas de ellos, para salir lanzado en busca de TU ÉXITO; y lo obtendrás, porque regirás tus dominios y decidirás ¡que nadie te hará salir de la ruta!, ni nada, ni la pérdida de un ser querido, ni de una propiedad…, ¡nada puede ni debe hacerte cambiar los planes que has hecho de hacer el bien, lo correcto, lo bueno, el cumplir con tu deber!, sencillamente, porque tú, tú, lo has decidido, y tú eres quien manda en ti. Como te digo, vas a sufrir en esa lucha, pero te aseguro, que si eres capaz de dominarte y no permitir hacer ningún mal ni quejarte ante nadie, sólo ante Dios que está en el Sagrario y en la Comunión, entonces, mi querido amigo, después de la lucha que tendrás que pasar, llegará para ti la más excelsa de las satisfacciones, la maravillosa sensación de PODER, tu poder de vencerte en el bien. Algunos experimentan esto, pero al revés, el poder de hacer el mal; porque es fácil hacer el mal, una calumnia, una negación de dar algo bueno que puedes dar, un desprecio, un maltrato, sea de palabra o de obra… y puede, ése, sentir el poder en el momento que ve que daña a otra persona, pero sólo es un momento, porque la otra persona no va a estar toda la vida pendiente de él, se sacudirá el polvo de sus recuerdos y avanzará por la vida, porque es ley de vida sobrevivir. Pero la alegría de hacer el bien al mal, es decir, de no devolver mal por mal, sino de dominar tu maldad que podrías hacer porque es fácil hacerla, insultando mismo, se hace, entonces mira que es fácil, o quejándote haces mal, porque fíjate bien, cuando te quejas siempre dices, proclamas, lo malo de otros, el mal de otros. No te quejes, pero también tienes el deber de avisar a otros de un mal que les puede hacer la misma persona que te lo ha hecho a ti, eso es otra cosa, pero el quejarse, con amargura, eso no es bueno para ti, porque te amarga la vida; en cambio, si te dices: “yo no haré lo mismo que me han hecho, porque no quiero, porque he decidido hacer el bien y lo correcto, porque soy lo que quiero ser, y quiero ser el mejor, dar lo mejor de mí mismo, porque así lo he decidido, y lo hago y lo haré, porque sí, porque quiero hacer un mundo mejor y me propongo ser mejor y ser ejemplo, porque es bueno que haya buenos ejemplos, y lo soy y lo seré, porque puedo serlo y he decidido serlo, he elegido el camino del bien, de lo bueno, lo correcto, lo verdadero; cumpliendo con mi deber de persona humana, que puedo ser lo que quiero ser porque soy libre y tengo todo el poder de mi alma, que Dios me ha dado y acepto su ayuda, de Dios, rezando y pidiendo consolación y fuerza de voluntad para no devolver mal por mal”. Y entonces viene la paz, una paz dulce, llena de bondad, que te acerca a la santidad, que notas que hay un mundo superior, no precisamente el de los extraterrestres, sino el tuyo interior, de tener la sabiduría de poner en práctica el perdón.

El éxito de aceptar tu cruz

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Cuando uno siente alegría en sí mismo, la propaga, no la puede esconder; ¡es lo que cambia al mundo!, esa alegría tuya, y tuya, y tuya, y mía, y de aquel y de otro; esa alegría de los que tienen éxito y disfrutan de él, y viven en él y lo propagan, ayudando a todos con su ejemplo y en todo lo que buenamente puedan, como yo comparto contigo, amigo mío, mi éxito, el saber cómo obtenerlo, cómo conservarlo, cómo mantenerlo y, sobre todo, propagarlo y disfrutarlo con todos. Tú disfrutas de mi éxito al leerme, al escuchar lo que te cuento, lo que sé por mi fe, por mi experiencia de vida y por mis propios pensamientos, que te comparto para que lo escuches, lo analices y pruebes, si quieres; y si lo haces, verás que tu éxito se te mostrará y obtendrás beneficios, tendrás triunfos y llegará tu éxito con el ejercicio de dar lo mejor de ti mismo, porque tú tienes unas grandes cualidades que quizás aún nadie ha visto en ti, pero te aseguro que las tienes y que puedes sacarlas de ti y hacer de tu vida un éxito, si quieres, si tienes voluntad y amor propio, que no es la típica autoestima, sino que el amor propio, es amarse y sacar lo mejor de ti mismo, con tus propias fuerzas, porque no necesitas a nadie más que a ti, a tu voluntad y a Dios, que ya sabes desde siempre, que te Ama y te ayudará si se lo pides; porque la religión es algo más que dogmas, que también lo es, pero esos mismos dogmas te llevan a la perfección, a la realización de sacar de ti lo mejor y ser bueno y hacer el bien… ¿pero, tú sabes el poder que tiene una persona buena para sí misma?, es invencible; porque como bien sabemos, el bien siempre gana al mal, aunque pierda algunas batallas, aunque tenga alguna derrota temporal y otros obtengan su triunfo en base a ti, al hundirte, al coger lo tuyo, lo que te pertenece en la tierra, pero jamás, ¡jamás!, podrá nadie sacarte lo que tienes en tu alma; sí que algunos podrán intentar destruir tu corazón, con traiciones y trampas, y sufrirás, pero si nunca das mal por mal, si comprendes que “¡allá ellos! y su mal”, entonces entenderás como aceptó Jesús cargar con su Cruz; lo aceptó porque se la pusieron, lo cogieron, se lo llevaron, lo pegaron y lo crucificaron, pero Jesús siempre nos mostró su éxito, ese Amor propio, de aceptar las circunstancias sin rechistar y llevar su Cruz hacia el Calvario, haciendo siempre el bien, sin insultar a nadie, sin quejarse, ejerciendo de Dios, perdonando al buen ladrón que, atormentado, también estaba crucificado a su lado; y tú, tú, tienes que hacer lo mismo, amigo mío, tienes que llevar tu cruz como la llevó Jesús, porque hay cruces que no se pueden sacar, hay momentos en la vida, que toca sufrir, sí o sí; a veces es por horas, o temporadas, o es ya definitivamente porque la enfermedad te lleva a la muerte, ya que de alguna manera tenemos que partir de aquí para ir al Amor, a Dios, que nos Ama y nos creó, y en donde viviremos para siempre, si tenemos fe en Él y proclamamos su nombre: ¡Jesús!, dando alabanzas a Dios, Uno y Trino, porque la historia nos cuenta, nos habla de su Amor, que nos Amó, nos Ama y nos Amará; y tú eres ése al que Dios Ama, sí, tú, tú que ahora que te miras, quizás te ves sin éxito y quizás no tengas esperanza, y te digo, que aunque tuvieras un segundo de vida, tan sólo con un segundo, ¡Dios puede darte el éxito de ir al Cielo con Él!, si te arrepientes de todo lo malo que has hecho, queriendo o sin querer, y le dices: “Sí, Jesús, Dios mío, ahora quiero vivir por Ti”. Y, ¡ya está!, ya tienes tu éxito, porque te aseguro que pasarás el resto de tu vida, sea en esta tierra, sea en el Más Allá, con la Divina Trinidad, un sólo Dios; ¿y tú te puedes imaginar lo que es esto?, ¡es la alegría, la dicha, el recibir AMOR a raudales!, amor del mejor, Amor de Dios, porque en Dios está todo el bien y es el Sumo Bien, y sí, te Ama a ti, a ti, precisamente a ti, y contigo quiere vivir para amarte, para entregarte ese Amor, que es vida y vida en abundancia, de todo lo bueno que quieras, porque Dios es el dueño de todo; todo es suyo, tú eres suyo, pero te deja libre, porque sí, esas son sus maravillosas reglas, el ser libre para que puedas disfrutar de tu éxito, que es bueno y hacer el bien y lo correcto, cumpliendo siempre con tu deber. Es algo grande que tú, tú, puedas decidir qué hacer con lo que haces, con lo que dices, con lo que piensas. ¡Eres libre, amigo mío!

Amar es compartir tu éxito

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: Quiero que te prepares para una gran verdad que te puede ocurrir, y que ocurre muchas veces, y es que la persona que ames no te ame, o te amó algún tiempo y luego por sus palabras y obras deja de amarte, y es más, demuestra y muestra con sus obras y palabras que ama a otra persona que no eres tú; y no hablo sólo del amor romántico, hablo también del amor de padres o hermanos, o amigos, o cónyuge, o hijos. Mucha gente no sabe lo que hace o lo que dice cuando declara su amor, ahora sí que hablo del amor romántico, y te digo, que muchos se dejan llevar por la pasión, y lo que aman es la sensación que sienten cuando están cerca de ti, hasta que dejan de sentirla, por la costumbre, y luego van a lo desconocido, a amar a otra persona distinta, diferente, que como pasó contigo, en ese momento le hace sentir “mariposas en el estómago”, pero esta es una sensación física, sólo física, y lo físico muere; lo físico, unido a lo espiritual, al alma, ese: “te amo con toda mi alma”, eso no muere, ni morirá jamás, porque el alma no muere; vive y vivirá eternamente, ahora en la tierra, luego en el Más Allá. Quiero que sepas que podría ser que sufrieras por amor, que serás, muy seguramente, despreciado por alguien amado; y quiero que sepas que eso, aunque te duela, poco tiene que ver contigo, porque son SUS sentimientos los que fallan, no los tuyos; porque tú tienes que ser fiel, si quieres tener éxito, y para ser fiel, tienes que planear a quién entregas tus afectos, a quién dejas entrar en tu corazón; ¡mira sus hechos!, y no sólo tengas en cuenta sus palabras de dolor, porque la gente, cuando busca amor desesperadamente, porque también a ella le han traicionado el corazón, va en busca de alguien a quien amar, por su necesidad de afecto, no por su grandeza de espíritu, que amar es para dar todo lo mejor de ti mismo, es entregar tu éxito, compartirlo; por eso Jesús nos mandó servir a todos por amor, pero sólo las almas grandes llegan a este punto de evolución santa, perfecta, en que el alma domina al cuerpo, y no el cuerpo conduce al alma por derroteros y entre tormentas. Ya en esta tierra hay un camino grande, donde los grandes de espíritu avanzan por esa autopista de dar y darse, de entregarse sin venderse, sino siendo siempre su dueño, Dios mismo, y los demás, son esos semejantes a él, que cuida como si fuera él mismo en sus propias situaciones de pobreza, de enfermedad, de circunstancia de pecado, dándoles ánimos con su buen ejemplo de éxito. Amigo mío: ¡la gente te necesita!, yo misma te necesito, para que dando lo mejor de ti, hagas con tu éxito un mundo más habitable para el amor, para la bondad, para los que quieren tener éxito, como tú y yo, y propagamos alto y claro el amor a Dios y al prójimo. Podemos, tú y yo, y todos, ¡podemos!, y vamos a tener éxito, día a día, mientras seamos capaces de amar y de dar lo mejor de nosotros, de hacer el bien a todos, A TODOS, porque sabemos y aceptamos el bien que Dios, Cristo, nos dio y nos da, porque cada día está en la Eucaristía, y en la Comunión con Jesús, Dios, siempre recibirás TODO SU AMOR, TODA SU PAZ, ¡alegría personal y universal!

Planea tu vida

Te habla Montserrat Bellido Durán, para tu éxito: El éxito, estando al alcance de todos, muy pocos lo tienen, por eso no hay que hacer lo que hacen la gran mayoría, los que no tienen éxito; ellos miran la televisión y revistas hechas a su medida, para entretener y no pensar, porque en el pensar está la primicia de querer prosperar éticamente en esta vida. El dinero por el dinero, nunca te dará éxito, sólo dinero, y el dinero no es éxito, el dinero es sólo dinero; el éxito es tuyo y el dinero, aun siendo tuyo puedes perderlo, te lo pueden robar, lo puedes extraviar, malgastar o invertir, puede desaparecer en una crisis mundial o personal, pero el éxito SIEMPRE VIVIRÁ EN TI, porque el éxito ERES TÚ. Es decir, tú con tu forma de ser, con tu carácter, con tus obras, haciendo el bien, lo bueno, lo correcto, el cumplimiento fiel de tu deber; esa fuerza de TUS HECHOS, ¡NADIE TE LO PUEDE QUITAR, ROMPER O ROBAR O PERDER!; te pueden debilitar en algún momento, sobre todo cuando los que amas no te aman, pero nunca estarás solo si te tienes a ti mismo, porque tú y sólo tú eres tu éxito, si unido a Dios haces en tu corazón una unión, una sociedad con Él, para tener tu éxito, el de ser el mejor, el de sacar lo mejor de ti en cada momento, en cada situación, para que digan que tú eres un hombre de honor. Si quieres tener éxito, no hagas lo que los demás hacen; tú, prepárate un plan de vida, sé tu propio coach y prepárate para tus metas; si quieres tener tu propio negocio, dedícate a saber de él; si quieres ser un buen abogado, que toda la ley y toda la astucia esté presente en tu mente; si quieres tener una empresa, ante todo, ama a las personas, porque trabajar, tener trabajadores, es como tener hijos, a los que debes servir y sacar lo mejor de ellos para el bien de vuestros clientes, dando buen ejemplo a tus proveedores. Si quieres un feliz hogar, no busques un cónyuge cualquiera, que sea semejante a ti en sus deseos y metas, para hacer un vínculo indisoluble, luchando juntos y unidos, siempre para el bien vuestro y de vuestros hijos. Si quieres tener buenos amigos, ¡lo mismo!, elige personas con ideales y no comunes y vulgares, personas que admires en algo, que cuando te den la mano, no sea para hundirte, sino para elevarte con sus propias y buenas experiencias de vida; tener amigos para no estar solo, te llevará a la ruina moral y espiritual, si no sabes elegir entre el bien y el mal; y lo mismo te digo en la familia; es bueno tener buenas relaciones familiares, es grato hablar con parientes y sentirse unido por la sangre; sé siempre bueno con los de tu familia, aunque ellos no lo sean contigo; con ellos, JAMÁS devuelvas mal por mal, porque este mal recaería también sobre los tuyos, porque sois familia. Todo esto lo puedes planear, disfrutar de planear tu vida, digamos, como si tú fueras una máquina, y perdona la comparación, que no lo eres, ¡no lo soy!, pero imagina tu cuerpo como esa nave, ese vehículo que lleva por la vida, a lo que también eres: alma bendita, porque Dios te Ama, y por Amor y con Amor te creó y te cuida, y quiere que hagas una buena carrera humana en la tierra, que tengas muchos triunfos, porque es bueno, si triunfas teniendo éxito. Tú planea, disfruta de planear tu ruta, esta que con tu cuerpo vas a dar al alma, que quiere vivir y demostrar TODO LO QUE PUEDE DAR; porque tú puedes dar mucho más de ti, aunque quizás ahora mismo no lo sabes, no te has enterado, porque a lo mejor, has pasado buena parte de tu vida frente al televisor, mirando lo que hacen otros y olvidándote de vivir tú, de hacer lo que quieres hacer, que seguro  NO ES ir mirando lo que hacen los demás; eso jamás te dará tu éxito, porque no es nada tuyo lo que hacen los demás, sea el bien o el mal, y precisamente en la televisión no abunda el bien, más bien muestran el mal que otros hacen, porque pocos saben cómo tener éxito, cómo ser mejores y hacer rendir los talentos que Dios nos da a todos; sí, también a ti. Te animo a elegir la programación de la televisión, a que tengas voluntad para programar tu vida y tener el éxito que te mereces y que está a la espera de que decidas tenerlo. ¡Dios te lo da, si quieres! ¿Quieres tu éxito?